jueves, 31 de diciembre de 2015

¡Adiós 2015!

¡Hasta siempre! 2015, me despido de ti con mis mejores deseos: no volverte a encontrar en lo que me queda de vida.
¡Feliz 2016!

A veces  eso de que el tiempo pase y no vuelva es algo bueno.  Tengo la sensación que este año no ha sido bueno para casi nadie, que no os engañen las cifras o las estadísticas de las cosas. Comparto una experiencia personal vivida hoy mismo que lo confirma: he ido a visitar a un antiguo compañero de trabajo, sin ningún motivo particular, pasaba cerca y pensé en entrar en la empresa y saludar. Después de los dos besos de rigor protocolario y la pregunta, sincera por mi parte, “¿Cómo estás y cómo va todo?”, a lo que él respondió,   “Hemos facturado un 24 % más"
¡Qué tipo de respuesta es esa ante una pregunta de “ ¿Cómo estás?”…Después de más de 10 años que no trabajo en el sector me responde con un porcentaje.


Mi conclusión, cada uno tendréis la vuestra, es que las cosas no le van nada bien, al menos las emocionales, que son las realmente importantes. Tenemos una manía con medir, calcular, y también empaquetar. Hay que tener cosas que quepan en cajas, en un espacio físico determinado. Para poder ponerles un lacito y disfrazarlas. Entendéis ahora aquella expresión de que una persona no encaja. Cómo va a encajar una persona en ninguna parte.

Yo quiero deshacerme de 2015 como las serpientes lo hacen de su piel. Dejarlo ahí, olvidado, pero  para cuando ya he decidido qué hacer con el año que sale, toca pensar qué hacer con el que entra. En ese momento volvemos a hablar de números y porcentajes, aquí algunos ejemplos:

Iré 3 veces al gimnasio en vez de 2, me compraré 1 bicicleta/coche/…, perderé 5 kilos, me levantaré 1 hora antes, etc.

Estoy convencida que alguno de vosotros anotáis en vuestros diarios personales listas de las buenas intenciones y proposiciones de principio de año. Lo se porque yo también lo he hecho muchos años. No obstante todos mis deseos para este 2016 empiezan por menos y no tienes números:

Deseo enviar menos wassup a amigos y verlos más veces.
Deseo menos horas de Youtube con mis hijos y más horas para caminar juntos.
Deseo que haya menos refugiados por el mundo y más turistas en su lugar.
Deseo tener menos deseos por cumplir y más  historias vividas sobre las que escribir.


Es una pena que todo lo que quiero no se pueda poner en una bonita caja de regalo, tampoco me pueden regalar una tarjeta prepago para adquirir alguno de ellos. Todos mis deseos no encajan en nuestro día a día, o sea que voy a ver cómo me las arreglo para cumplirlos. Prometo contároslo en el próximo fin de año, hasta entonces ¡Feliz 2016! 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Supervivencia Navideña

Difícil hacer un post en un blog de literatura el día  de Noche Buena sin caer en tópicos de autores y obras que ya todos conocemos. ¿Qué os apetece?: obras de Dickens, de los hermanos Grimm o bien ser más sofisticado y repasar las Cartas a Papá Noel de J.R.R. Tolkien.
El camello cojito de Gloria Fuertes

Sería aburrido y cansino añadir más tópicos a una navidad que ya ni es roja, ni fría, tampoco generosa pero sí que es mágica. Y no por el espíritu navideño del que todo el mundo habla pero que nadie ha visto. Si no por lo mágico que resulta un mes que con poco más de 15 días laborables tenemos que realizar más campañas de marketing que en el resto de los doce meses juntos, cuadrar inventario, cerrar facturación, y por si fuera poco  soportar  un  solsticio, un cambio de estación y un cambio de año. ¡Todo en un mes!  Además, en mi particular caso familiar, hay cumpleaños… ¡Se puede sobrevivir a eso!¿Cómo?

 Pues solo con mucha magia. Magia caliente y fría que nos hace llegar a este día con una sonrisa e incluso con algo de emoción infantil y cosquilleo en el estómago sabiendo que alguna sorpresa, por modesta o diminuta que sea, guarda escondida en cualquier rincón de la casa. Cocinaremos, agotaremos los últimos créditos de las tarjetas en aras de ese tal espíritu navideño y nos dormiremos después de ser un poco más Papá Noel.

Yo, este año, no se si será por la edad que aparte de grietas en mi cara también me van quedando alguna por el alma, me siento un poco Mr. Scrooge, protagonista de Cuento de Navidad de Charles Dickens que se enfrenta a los fantasmas de las navidades pasadas, futuras y presentes.  En mi caso llevo semanas soportando mis navidades pasadas viendo a mis amigos que ya no están,  e imaginando que les llamo y tomamos un café al que no se presentan. Duele, duele mucho, y por eso yo no quiero oro, ni incienso, ni esos tesoros tan fríos, solo quiero querer (*)a quien me quiere y decírselo, hombre o mujer, amigos o hermanos, perros o gatos. Caballo o camello.

¡Os quiero de alguna forma que no se expresar de otra manera, solo con palabras entre bits y bites, gracias por leerme  seguro que el 2016 será un año mejor, porque nosotros lo escribiremos y juntos lo leeremos! ...Nos vemos en el próximo año, seguro


(*) Palabras extraídas del poema de Gloria Fuertes, El camello cojito.  Leerlo aquí

Bibliografia de mis obras navideñas favoritas: 
Cuentos de Andersen – Hans Christian Andersen.
Cartas de Papá Noel – J.R.R. Tolkien.
Rumpelstiltzkin – Hermanos Grimm.
El Soldadito de Plomo – Hans Christian Andersen.
Hansel y Grettel – Hermanos Grimm.
El Gigante Egoísta – Oscar Wilde.
La reina de las nieves – Carmen Martín Gaite.
El Premio Gordo – Blasco Ibáñez.

martes, 15 de diciembre de 2015

Tu personaje gemelo

Mi alma gemela hecha personaje literario
Se dice que cada persona tiene su alma gemela, por mi parte todavía no entiendo bien qué es eso de alma gemela, todo y  que creo que me he encontrado con varias personas en mi vida que las puedo considerar así.
¿Existe la alma gemela?
 Entiendo que es aquella persona con la que comunicarse resulta algo fácil, los secretos fluyen de forma divertida y ninguna pretende ser la mejor amiga de la otra solo estar, sentir y escuchar sin juzgar. Lo que sí he experimentado, y no hace demasiado tiempo, el leer y reconocer un personaje que lo considero una descripción de mí misma.
 Mi alma gemela hecha personaje literario. 
 La experiencia tuvo varias fases: la primera identificativa: es cuando el personaje tiene unos ticks o maneras de hacer igual que tú. Por ejemplo se muerde las uñas, se rasca nerviosamente mientras lee o escribe…Se toca el pelo.
La segunda, la afirmativa, cuando el personaje no solo tiene rasgos físicos más o menos estandarizados y parecido físico a mí, sino que realiza actos como no usar paraguas por norma, caminar bajo la lluvia sin miedo a mojarse, quedarse con los pies en la tierra mojada porque se siente en conexión con ella, bajarse en otra parada del tren porque así camina por un barrio nuevo…Pequeños detalles narrados por alguien que no te conoce.
Llegado este punto pienso que es una broma, que el escritor me está gastando una broma, que me conoce y por eso me ha enviado la obra. Pero estudio la biografía del  autor  con esmero, repaso datos y nada, no encuentro ningún posible contacto en  común o alguna posibilidad de haber coincidido en el pasado. Sigo leyendo y la historia se complica pero el trasfondo del personaje sigo siendo yo.

 Hasta el momento que encontré mi alma gemela en personaje literario solo había leído personajes  a los que deseaba parecerme: vivir sus vidas, descubrir los países que ellos visitaron…Pero mi alma gemela literaria vive una vida parecida a la mía en una ciudad bastante lejos de la que yo vivo en realidad, curiosamente estuve trabajando y varias veces me planteé quedarme a vivir en ella.  En fin, supongo que sufrí alguna bajada de azúcar en el momento de la lectura de esa obra, pero todavía la miro en nuestro portafolio y desconfío de ella porque tengo la sensación que su portada me mira a mí. Algo me está buscando, y cuando eso ocurre voy a revisar los datos de la escritora y pienso que debe ser una fantasía más de las mías.

Ahh, no hace falta que me preguntéis por la obra, no revelaré el secreto de qué título es.


¡Feliz Regreso de Star Wars! Qué la fuerza os acompañe

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Miedo escénico del escritor

La expresión miedo escénico usada por los psicólogos conductistas sobre el ataque de pánico que sufre alguien cuando tiene que exhibirse ante una audiencia o público, normalmente la usamos cuando nos referimos a cantantes, músicos, actores o políticos.
Miedo del escritor
Hoy quiero incluir en ese rango a los escritores, y no me refiero al miedo escénico cuando tienen que hacer una presentación de su libro en un espacio físico concreto, sino al miedo escénico que les supone el sentirse indefensos delante de un lector.
Existen varios tipos de escritores: los egocéntricos que piensan que hacen un favor a la humanidad por dedicarse a escribir y que sus obras son un regalo para todo aquel que las lea, aunque sean de dudosa calidad.
Y los escritores introvertidos y emocionales que se sienten desnudos delante de un posible lector y les incomoda el hecho de ser identificados o vinculados a algunos actos que realizan sus personajes.
Creo que solo los escritores profesionales, con mucha técnica, son capaces de crear vida sin dejar una parte de ellos mismos en aquello que escriben. Aunque lo normal es dejar pequeños trozos de uno mismo en cada personaje o detalle que escribimos.

Como lectora opino que cuando lees no piensas, a priori, en el escritor. Lees y sientes la obra en función de muchas variables. Como editora prefiero no saber mucho sobre el escritor, no quiero que nada me distraiga del propio contenido o la esencia de la narración. Si la obra me ha gustado o hay alguna parte de la obra que me confunde es entonces cuando solicito datos del escritor o una pequeña biografía.
Otra vez hablando de miedos, pero en esta ocasión no hablamos de miedo al fracaso sino a ser identificado. El escritor sensible y emotivo teme que el lector descubra sus fantasías, sus diablos, sus anhelos.
El lector es un viajero, un extraño que navegará unas horas o minutos por nuestro mundo interno convertido en palabras.  Tal vez decida que somos un puerto al que volver  o solo una ola más que surcar por unos instantes. Y como en todo viaje, en esta travesía que implica la lectura de un libro, el lector no busca al escritor sino que se busca a sí mismo.


¿Has experimentado ese miedo alguna vez? 

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Palabras del siglo XXI: emojis

El concepto caligrafía o escritura empieza a desvanecerse ante el uso de los teclados, el resultado es que las palabras ya no lo son.  Ahora se sustituyen por emojis.
Emoji ganador 2015

La mayoría de vosotros  no sabréis la diferencia entre emoji y emoticono, yo tampoco lo sabía hace unas pocas horas atrás. 

Seguro que hay alguien que piensa que emoji es la manera más “cool” o moderna de decir emoticono.  Pues no, son conceptos distintos.


  • Un emoticono, antepasado de un emoji, es un símbolo que nace de combinar signos de puntuación con paréntesis. Se  usaban para indicar estados de ánimo en textos escritos de carácter informal.  Con lo que un emoticono es ya del pasado y resulta muy rústico.
  • Un emoji, es una imagen que los teclados y sistemas operativos interpretan como palabra. Se han estandarizado y actualmente ya se está trabajando en la enciclopedia emoji. Es un extranjerismo, que avanza en nuestro día a día hablado y escrito, de origen japonés y originalmente significa imagen y palabra. Nuestra RAE, Real Academia Española, ni siquiera ha aceptado “emoji” como palabra no me la imagino incorporando pictogramas coloridos y sonrientes  a sus rígidas páginas en blanco y negro.

Me cuesta continuar con este artículo porque siento algo de tristeza dentro de mí. Se que no puedo hacer nada, pero ese sentimiento de que se pierde algo importante para la humanidad me ahoga la creatividad para escribir.  Porque no es un hecho aislado o inventado por algún medio de Berlusconi. La realidad es mucho peor y ha sido nada más que el  Oxford English Dictionary -abreviado OED- un diccionario publicado por la editorial Oxford University Press, considerado el más erudito y completo diccionario de la lengua inglesa, así como el principal punto de referencia para el estudio etimológico de las palabras, el culpable de haber elegido una imagen como la palabra del año. ¡Inexplicable! Al menos para mí. 
Es como si en un concurso de novela eligiéramos una fórmula matemática como mejor novela. 
¡Me cuesta de entender! Si había palabras finalistas, ¿Cómo ha salido elegida una imagen en una institución que estudia palabras?

Hay una explicación… Porque el OED colaboraba con la Universidad de Oxford por petición de la empresa de tecnología móvil Swiftkey, y realizaron el estudio sobre las palabras más usadas en el entorno de internet y tecnología móvil. El emoji ganador, es el pictograma de una cara que llora de risa con dos lagrimas azules que brotan de los ojos, y desplazó a palabras finalistas como “refugiado”, "ad blocker",- aplicaciones o programas que bloquean la publicidad-, y "lumbersexual" que podríamos definir como el modo masculino de ir cuidadamente descuidado. Tengo que confesar que este emoji es uno de mis favoritos, pero los que más uso en son estos otros:


  

Por lo que me toca, como editora, ya he incorporado “emoji” a mi corrector ortográfico y tiemblo cuando reciba una novela llena de estas palabras del siglo XXI en los diálogos. Pero lo que más me asusta es haber perdido toda potestad como madre frente a mis hijos con los que me peleo a diario para que usen las normas ortográficas también en el móvil. J

¿Cuál es tu emoji favorito? 


miércoles, 25 de noviembre de 2015

El bloqueo del escritor

El principal obstáculo en cualquier proceso imaginativo somos nosotros mismos

 
El bloqueo del escritor
Buscando información para este artículo lo primero que me sorprende es encontrar que “bloqueo del escritor” existe en Wikipedia sin embargo no existe el bloqueo del pintor o del músico.

 Personalmente creo que  todo proceso creativo implica superar  barreras y dificultades. El principal obstáculo en cualquier proceso imaginativo somos nosotros mismos. Los psicólogos lo llaman bloqueo emocional y se basa en nuestro miedo atroz al fracaso.
Lo diga Wikipedia o lo diga la Psicología, el caso es que el síndrome de la página en blanco existe y puede llegar  en cualquier momento: al empezar una obra, en medio o bien en el momento de ponerle punto y final. 

La creatividad no es un don de unos pocos sino una característica de todos los seres humanos, lo que diferencia al artista de una persona poco artística – que no poco creativa- es la capacidad de gestionar sus habilidades imaginativas, canalizarlas, y materializarlas en una obra que comunique, dígase cuadro, pieza de música o texto escrito.
Por todo ello los consejos que quiero compartir con vosotros, que son personales y poco académicos, como todo lo mío, pueden usarse para escribir o bien para desarrollar cualquier tarea que requiera concentración y desarrollo:
  • La creatividad está sobrevalorada y se considera la antítesis del orden pero para empezar a escribir hay que sentarse, dominar nuestros impulsos físicos de distraernos y someter nuestra atención a leer y escribir sobre lo que queremos desarrollar. Si no tenemos la primera frase, no importa, escribe notas aleatorias extraídas de tu imaginación o de tu investigación y deja que tu cerebro vaya dándole forma lógica, aunque parece increíble, lo hace y funciona.
  • Comparte tu bloqueo. Habla con las personas que tienes cerca y pregúntales cómo lo harían ellos. No importa que sean niños o ancianos, las ideas de los demás siempre nos enriquecen. Si no tienes a nadie cerca, navega por internet, pregúntale a amigos en las redes sociales o bien pregúntale a Mr. Google, que todo o casi todo sabe, juega con las palabras que te bloquean y lee lo que aparece en el buscador de tu navegador de forma aleatoria.
  • Lee, antes, durante y mientras escribes. A mí me funciona, lee sobre autores que te inspiran o personajes que pueden ayudarte a expresar lo que tienes en tu mente y no encuentras cómo hacerlo.
  • Anda, corre o saca a tu perro. También me funciona. Una amiga me dijo un día que el universo me regala frases porque le comenté que cuando salgo a correr me vienen ideas perfectas y claras, como si fueran susurros inspiradores. Pues busca ese susurro en otra actividad que aporte más oxígeno a tu cerebro, que nunca viene mal. Puedes escoger hacer algo que no sea tan físico y que no requiera concentración como barrer o alguna tarea que te permita seguir innovando a nivel creativo sin prestar atención.  Por eso es bueno llevar un blog de notas o un buen teléfono inteligente donde apuntar las ideas, nunca sabes cuándo te asaltarán.
  • Olvídate del qué dirán. Tenemos una predisposición genética a la intolerancia de la frustración, en muchas ocasiones incluso antes de ponernos a escribir ya nos preguntamos sobre lo qué dirán, o si gustará o no…Hay que conseguir superar ese bloqueo cultural, esa barrera social que justifica y refuerza nuestra naturaleza perezosa y escribir, ponernos a ello, sin divagar.

No se me ocurre que más os puedo decir, lo único que igual que las casas no se construyen por el tejado, para crear proyectos escritos lo primero es sentarnos y lo segundo escribir. Olvídate de expresiones como “todavía no lo veo claro en mi cabeza”, “no lo he organizado en mi interior”¡Excusas!     Siéntate y escribe.

martes, 17 de noviembre de 2015

Música Sí, música No

escribir con música
Desde que la música se hizo portable y escuchable en cualquier espacio, poco a poco ha ido invadiendo nuestro día a día y hoy somos muchos los que apenas podemos hacer nada sin acompañarlo con alguna melodía.
Sabemos que la música provoca emociones, nos anima, nos excita, nos enamora pero además produce cambios en los niveles de concentración, angustia o estrés.

Hoy vamos a desarrollar la influencia de la música en los procesos de la creatividad y la concentración como por ejemplo escribir o estudiar con música:

La creatividad, la emoción y la música comparten la misma región del cerebro llamada córtex prefrontal. Resulta imposible citar los cientos de miles de estudios  que hay sobre la relación entre nuestra reacción cerebral y la música.  Lo verdaderamente maravilloso es que la música no es algo ajeno a nosotros sino está dentro  de nosotros y cada individuo la decodifica de forma aleatoria. Todas las partes de nuestro cerebro sensibles  a lo musical se activan solo con intentar recordar una canción.
No hay pautas fijas para determinar que la música nos va ayudar a estudiar o bien a ser más creativos porque existen muchos factores como el tipo de música y nuestra propia predisposición que determinarán la reacción ante la misma.

La música clásica está comprobado que consigue relajar y estimular varias partes del cerebro a la vez. El rock o la música latina tienen ritmos que aumentan la producción de seretonina y anedralina que es necesaria para nuestra actividad física y mental. También existen estudios totalmente opuestos a escuchar música en procesos creativos o de estudio porque implica una  multitarea – multitask del inglés- que puede desfavorecer la concentración o incluso generar mayor cansancio mental.
No obstante hay muchos casos conocidos, como Stephen King, que escuchan rock duro para escribir.

Llegados a este punto y sin afán académico solo me queda contar mi experiencia y esperar que vosotros compartáis la vuestra: En mi caso, yo necesito música suave, instrumental, o melódica sin estridencias, primero para relajarme y luego para mantener la concentración en el texto o la tarea de estudio en la que esté trabajando. Tengo que reconocer que cuando estudio algo que necesita un esfuerzo memorístico especial requiero silencio absoluto y suelo hablar en alto, leer, releer el texto como si estuviera actuando para un público inexistente.
En ocasiones, mi ruido mental es tan elevado que la música consigue hacer que no escuche mis propios pensamientos que me pueden sacar del trabajo en cuestión. Al tener que concentrarme en una materia por encima de la música, me concentro mejor. Así como cuando estoy en una cafetería o biblioteca me aíslo completamente de mi alrededor.  Hace unos días estaba trabajando en un texto y tenía música de fondo -selecciono listas del Spotify y me olvido- cuando mi atención se fue directa a la música porque era una pieza cantada que me sabía la letra y mi atención voló al estribillo de la misma en décimas de segundos.

Me aventuro a compartir un proyecto que me gustaría implantar en nuestro portal www.todosleemos.com , se trata de relacionar cada libro con música sugerida. Creo que cada autor podría poner “la banda sonora de su obra para el lector”. ¿Qué os parece la idea? 

martes, 10 de noviembre de 2015

Rituales para la creatividad

Consejos para domar a tus musas
creatividad
La creatividad es la capacidad de generar nuevas ideas o conceptos. Hoy pretendo justamente lo contrario a dar rienda suelta a vuestras musas, porque sobreentiendo que todos los que visitáis este blog tenéis capacidad creativa de sobra.
La creatividad históricamente ha sido asociada a la locura o bien considerada un arte oscuro.  Como consecuencia todavía hoy tenemos sistemas educativos que focalizan la obstrucción a la creatividad en favor de procesos memorísticos  y de acumulación de información.
Estamos en ese punto tan especial y mágico en el que ya visualizamos una historia, tenemos esa necesidad obsesiva de contarla o bien de desarrollar un proyecto. Es el inicio del viaje no obstante habrá que canalizar toda esa energía y cablearla a través de técnicas o métodos prácticos y pragmáticos que acaben dando forma y vida a una idea o asociación de ellas:
  • Anotar o hacer una lista de ideas, conceptos o principios que den una primera forma a la historia o proyecto. Puede ser una breve introducción o resumen genérico, una lista de personajes y de espacios. Un esquema temporal del relato. Un lema, valor o mensaje a transmitir en vuestra obra.
  • Establecer un horario en el que os dedicaréis a desarrollar la idea o proyecto. Si usáis agendas en Google o en los teléfonos móviles inteligentes, anotarlo, asignar un color, así fortaleceréis la determinación. Hablarlo con la familia o bien con amigos porque nunca hay victoria sin sacrificio y posiblemente tendrás que renunciar a algún tipo de tiempo personal para dedicarlo al proyecto.
  • Determinar dónde vais a escribir. Es importante determinar un espacio en el que vas a escribir. Hay escritores que van a la biblioteca, o bien a cafeterías, o simplemente en  casa en algún rincón donde nos encontremos cómodos y  a gusto con nosotros mismos. La inspiración puede llegar en cualquier momento. A mí me gusta escribir artículos en el tren, en mi pequeña tableta, normalmente me los envío por email a mí misma.
  • Establecer una fecha límite. No tiene que ser una fecha rígida, puede ser solo orientativa para forzarnos a medir como avanzamos.  Podemos hacer una primera presentación oficial, una “puesta de largo” de nuestra idea-historia-proyecto, por ejemplo en el caso de los escritores podéis pensar en participar en algún concurso literario, o bien si es un proyecto empresarial buscar algún tipo de concurso de empresas o ideas para marcaros unas fechas límites de producción y ejecución más o menos reales y medibles.
Este artículo puede no resultar divertido ni tal vez creativo pero es que tenemos que atar a la creatividad en corto y llevarla al espacio de lo físico y lo real sino siempre tendremos ideas que no dejarán de ser más que sueños.
¿Cuál es tu ritual para escribir? 
Comparte tus consejos tal vez puedan inspirar a otros. Envía comentarios a continuación

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Cuando dejas leer tus obras a amigos

¡Qué incertidumbre tan grotesca! ¿Qué hacer después de estos comentarios?
Publicar mi novela

¡Qué momento tan indescriptible es el acabar una obra, ya sea cuento o novela, y contactar con tus mejores amigos para que la lean!
 Antes que los amigos posiblemente sea la madre o el padre del escritor el elegido para esa prueba de amor que implica leer algo con el compromiso de decir qué te parece  desde el corazón.  ¡Otra prueba de padres! Que junto a soportar los festivales de final de curso e intentar hacer disfraces sin gastarse un euro, son pruebas que nos prepara la vida para justificar nuestra futura entrada en el reino de los cielos. ¡Si es que existe!
 Como escritor ese momento es lo más parecido a estar enamorado y pedirle a esa persona especial que salga contigo. La incertidumbre de si te dirá que sí o que no se convierte en una tortura. Normalmente, el no nunca lo contemplamos, así como que una obra salida de nuestras entrañas pueda  no gustarle a alguien. Cientos de miles de mariposas recorren nuestro cuerpo, apretaditas, esperando poder salir el día de vestirnos de falsa modestia y poder decir algo así como, “gracias,  no es para tanto”, “no, no la he presentado a ningún concurso”.
Pero no siempre son tan directos los comentarios y dentro de las posibilidades que un escritor desearía no escuchar  están las siguientes:

-“Pues, no, no he podido leer casi nada…” Y se añade cualquier excusa políticamente correcta.
-“Empecé, y me gustó pero una causa- desconocida en la mayoría de los casos- me impidió seguir leyendo, lo haré…”

¡Qué incertidumbre tan grotesca! ¿Qué hacer después de estos comentarios? Insistir en que la lean, reescribirla, quemarla y dedicarte a ver series de televisión como cualquier ser humano no escritor.
 Pues, amigos, ni idea. No tengo ni idea, intentad buscar una editorial (www.todosleemos.com) que te lea con sinceridad, cosa más difícil que conseguir que tus padres te digan la verdad. Lo único que os puedo decir es que sea lo que sea aquello que os digan, seguid escribiendo, porque eso os hace felices y recordad al joven Kafka quien ordenó a su mejor amigo quemar todas  sus obras después de su muerte. ¡Qué bien que no le hizo caso!, el amigo, me refiero.


P.S.: este artículo es el resultado de algunas de vuestras experiencias de escritores que habéis compartido conmigo. Espero que nadie se sienta identificado. ;)

martes, 27 de octubre de 2015

La metafísica de los libros

Una vieja película de magos y personajes fantásticos decía  la magia está en todo”, también en las historias y en los libros.  Creo que los libros llegan a nosotros a veces en extrañas circunstancias. Aquí va un ejemplo:
Foto mientras escribo el artículo
En el 2004 quise comprar mi primer libro de papel por internet, todavía desconfiaba de los métodos de pago y había muchos rumores de las estafas y de la poca fiabilidad de las compras por ese medio.  No recuerdo que título escogí para comprar originalmente, lo importante fue que decidí comprarme un libro y regalármelo para mi cumpleaños,  que es en febrero. El proveedor en cuestión me ofrecía la posibilidad de elegir incluso el papel para envolver, y así lo hice. Seleccioné uno rojo y brillante, un dedicatoria corta y divertida…Y pagué los casi diez euros que me costaba. Los días pasaron, también las semanas y no me llegó ningún paquete. Tampoco ninguna notificación del proveedor por email. Decidí actuar y pregunté por mi compra algo resignada a perder  mi dinero. Pero un escueto email me informaba que el título que había solicitado estaba agotado.  No me proponían ninguna solución. Y yo no supe qué decir. Y así, sin hacer nada, pocos días antes de Sant Jordi, el día del libro, lo que representa a mediados de abril, llegó a mi casa un pequeño paquete. Entre bolitas blancas y sin envoltorio de regalo,  ni dedicatoria, apareció un diminuto libro que llevaba por título: “ La búsqueda de los diez toros del Zen” autor desconocido, versión de Osho.  Las hojas estaban algo amarillentas y tenían,  de hecho todavía tiene,  trozos de papel pegado en algunas de ellas.

No puedo ver vuestras caras mientras leéis esto pero me las imagino. Son exactamente igual que la mía mientras ojeaba el libro. Tengo que reconocer que me gusta la filosofía Zen y Taoista  pero desconocía totalmente esa obra que resulta bastante difícil de leer.

Lo que yo no sabía es que mi vida iba a cambiar tanto a los pocos días de haber recibido el libro, necesité mucha filosofía y meditación para absorber todo lo que me deparaba el destino. Y ese extraño y casi ridículo libro acabó siendo de  mucha utilidad y relevancia en  mi vida, se convirtió en una muleta moral que me aguardaba cada noche en mi mesita de noche.


Aquí lo tengo, pegadito a mí, mientras escribo este artículo, a veces pienso que solo se entienden sus escritos cuando tú lo necesitas. 

miércoles, 21 de octubre de 2015

Los libros que prestamos

Nosotros elegimos al libro o el libro nos elige a nosotros

Parece algo sencillo pero no se si será por mi tendencia a las situaciones personales extravagantes o poco corrientes pero no tengo buenas experiencias en esto de dejar o recomendar libros. En mi etapa de lectora apasionada, compulsiva y no profesional leía desde novela histórica a textos filosóficos.
Desconozco  hasta qué punto nosotros elegimos al libro o el libro nos elige a nosotros. Lo que implica que lo que leemos nos afecta de forma diferente según la etapa de la vida en la que nos encontramos.
 El caso es que hace años leí De parte de la princesa muerta, de la escritora francesa de origen turco-indú, Kenizé Mourad, una obra maravillosa sobre la última emperatriz del imperio otomano. Esa historia me cautivó y me enriqueció tanto que todavía recuerdo cuando acabé el libro. Después de semejante experiencia emocional decidí compartirla con una amiga mía, llamémosle así, “amiga”, que estaba un poco perdida en ese momento. Un mes después de haberle dejado el libro y tras preguntarle qué le había parecido, su respuesta fue la siguiente: “Vaya libro más soporífero, no he podido pasar de la página diez…Ha sido peor que un dolor de cabeza.”
Con un  “pues no me acaba de gustar” hubiera sido más que suficiente. Me sentí mal, casi ridícula y algo bicho raro  e ingenua al haberme emocionado tanto con una simple historia y pensar que otra persona podría experimentar lo mismo.


Esto es un ejemplo con final feliz porque me alegré de haber recuperado el libro. Lo que no soporto es prestar un libro y que no me lo devuelvan. Eso es una ofensa imperdonable. 

Y tú, tienes algún libro prestado que te gustaría recuperar, ¿Cuál?

martes, 13 de octubre de 2015

De escritor frustrado a editor, arte u oficio

 ¿Quién nos concede la potestad de decidir que algo es adecuado para el público lector?
Hoy quiero reflexionar sobre lo que supone ser editor y la relación con el escritor. No esperar un discurso académico porque intento buscar la ironía y el reírnos un poco de nuestro día a día. Con esto aclarado puedo empezar por la diferencia que el editor es empresario y busca beneficio y el escritor es un artista que necesita dar forma y sentido a sus emociones. Muchos editores son escritores, personalmente creo que la mayoría son escritores frustrados, algo que yo siempre he confesado. Como la figura del crítico literario o crítico de arte, ¿Quién nos concede la potestad de decidir que algo es adecuado para el público lector? Nadie, nos la inventamos y los lectores lo asumen.
Por eso mi idea de crear una editorial como lector, porque no me reconozco como editora, aunque en  realidad lo soy, intento mantener mi criterio fresco  e imparcial de  lector. Busco que la obra entretenga, aporte contenido que emocione, y le doy más importancia a ello que a  una corrección ortográfica  perfecta.  Grandes escritores cometen errores gramaticales y ortográficos. Por eso, para mí, como editora, tiene que  haber en los escritos algo del alma del escritor, algo que pueda conectar con otras personas y justificar el arduo proceso de la edición de una obra.
Desde el principio he sufrido un complejo de inferioridad ante otros editores de renombre, pero ya no, porque ahora confío en mis escritores tanto como ellos en mí. Y ya he convivido con  algunos de esos editores de falso renombre y no son mejores que nosotros. Solo se lo creen más que nosotros. Pero su ceguera y fijación obsesiva hacia las formas perfectas hace que muchos buenos escritores nunca lleguen al lector. Y desde mi ignorancia lectora me pregunto, ¿  Cómo justifican lo que cobran si no corrigen las obras que reciben porque ya han de estar corregidas, si  no promueven el libro porque ya se encargan de ello las distribuidoras? Si los escritores les hacen parte del trabajo técnico y las distribuidoras hacen el trabajo comercial.

 ¿A qué se dedica un editor de renombre? 

martes, 6 de octubre de 2015

Personajes, de la ficción a la vida

 Existe una magia, una energía que debe nacer del escritor pero que él no controla.

“Los personajes son seres, ya sean humanos, animales o imaginarios, que forman parte de una obra artística”. Esta es la definición académica de la palabra personaje pero en realidad solo un escritor que haya creado cualquier texto literario sabe que hay mucho más detrás de los personajes.

Existe una magia, una energía que debe nacer del escritor pero que él no controla. Un algo irreal que les concede libre albedrío y vida entre letras. No siempre ocurre el milagro, pero cuando pasa, el escritor se convierte en el esclavo del personaje. No puede dejar de pensar en él, siente como si alguien le susurrase al oído las andanzas de ese personaje sin rumbo definido, se salta los esquemas y los diálogos preparados para él y crece como ser humano en cada estrofa. 

Cada escritor decide cómo convivir con estos personajes con alma: algunos los convierten en el protagonista, otros los eliminan mediante una muerte trágica, o bien los sodomizan condenándolos a ser un personaje secundario.
Un sicólogo podría diagnosticar el proceso como un trastorno transitorio, yo creo que es una metástasis creativa  en  la que  creación y creador se funden en una relación dependiente  y simbiótica en la que se rompen las barreras de los espacios reales y ficticios.

Cuando un personaje así llega a la vida de un escritor, lo cambia para siempre. El creador se enamora, se asombra, se deja llevar por el deseo irrefrenable de pasar más tiempo escribiendo y desarrollando el personaje en cuestión. Toda la vida del escritor pasa a ser una mera excusa, un refugio para el personaje creado que  se esconde del argumento que le espera entre líneas.

Pero la relación se acaba cuando se termina la obra.  El vacío que queda dentro del escritor es infinito. Se extraña a sí mismo. Su vida ya no tiene sentido. Ha sido Dios durante unas líneas, unas pocas palabras que crean un universo que acaba viviendo  sin su creador, el escritor. Tal vez solo vivan en un cajón o en los bits de un ordenador, pero siguen viviendo y esperando que alguien los lea para recordarles que siguen ahí.

Y  tú, ¿tienes algún personaje que te haya afectado así?

martes, 29 de septiembre de 2015

El primer relato

 El primer relato es la puerta a una nueva dimensión

Todo escritor tiene su primer relato, su primera obra que ha escrito pensando en que otros la lean. No valen redacciones escolares ni cartas furtivas a amores de verano. Es una historia perfecta indistintamente del número de páginas que ocupe o incluso del género al que pertenezca.

El primer relato es la puerta a una nueva dimensión, una en el que vivir es una excusa para encontrar nuevos relatos, nuevas emociones que transcribir en palabras. No importa si se consigue el éxito, lo que importa es el ritual de tener que expresar historias que nos queman por dentro. Cuando se abre esa puerta es difícil que se vuelva  a cerrar, las rutinas del sueño, o del pasear en calma buscando la paz con nosotros mismos se acaban para siempre. Porque en cualquier momento volverá aparecer esa semilla, la de la historia perfecta: la vemos unos segundos, la sentimos unos instantes y nos puede llevar una vida pasarla al papel.  Y lo tendremos que hacer, mal o bien es otro punto que no importa ahora.
Todavía recuerdo mi primer relato, llegó un día de reyes paseando temprano por la orilla del mar. Fue una fuerza que me empujó a escribir nada más regresar a casa. Solo fueron ocho páginas que nunca nadie ha leído, pero esa historia breve, emotiva y triste, nació, creció y murió en palabras. Un regalo de reyes que está por abrir.

¿Cuál fue tu primer relato?

Post data: Nunca he editado obras escritas por mí. Y muy pocos amigos íntimos han podido leer alguna de mis obras, ¿por qué? Porque son muy malas y hay demasiado de mí en ellas.


miércoles, 23 de septiembre de 2015

Los libros que no leemos

Los libros que leemos nos marcan la vida, pero los que no leemos nos la determinan.


Esos libros que empezamos y que por cualquier razón  no hemos acabado, pero queremos hacerlo.

Mi experiencia empírica me indica que son libros de muchas páginas, pesados y casi siempre best sellers que han sido el proyecto vital de algún escritor archi famoso norte americano. 
En ocasiones, se trata de algún regalo de un ser querido, lo que consigue hacernos sentir todavía  peor. O los compramos algún Sant Jordi en un acto de responsabilidad literaria.
Esos libros no están en la estantería junto al resto de libros, están en cualquier sitio espontáneo donde decidimos leer pero solemos quedarnos  dormidos. Y mantenemos contacto visual con ellos, yo a veces lo acaricio y lo ojeo dándole esperanzas que las trescientas y pico de páginas que me faltan por leer, las leeré mañana,  no,mejor el viernes, pero este no que salgo, el próximo...Y así lleno de falsas esperanzas se vuelve a quedar en el mismo sitio. ¡Que lástima! 
Si estáis pensando que esto es solo una reflexión  blogera, siento confirmaros que no,en mi caso tengo esos libros y son El camino de Tokaido  de Lucia St. Claire Robson y La Cúpula de Stephen King. La historia del primero es metafísica, me lo llevé el verano de 2007 a un idílico apartamento que tuve en la montaña el único año en el que he hecho 38 días seguidos de vacaciones porque cambié de trabajo. Prometí leer y hacer montaña pero sustituí lo primero por unas siestas terapéuticas extraordinarias. Aun así leí casi 500 paginas. Es mi "Don Quijote" particular, voy leyendo capítulos aunque cometí el mayor acto de infidelidad que se le puede hacer a un libro: leí el final. Eso lo cambió todo. 
Sobre La Cúpula de Stephen King, qué puedo decir, iba leyendo por la página 577 cuando llegó la serie de televisión y me quitó las ganas de seguir leyendo. Por cierto, una adaptación horrorosa, cualquier parecido entre la novela y la serie es pura coincidencia. El libro duerme tranquilo en mi mesita de noche, acostumbra a estar el último de una pequeña montaña de libros que tengo para revisar, alguna noche de insomnio repaso el índice de personajes, sí, tiene índice de personajes. Lo recomiendo para aquellos escritores que quieran un ejemplo de estructura, desarrollo y organización de personajes en un espacio cerrado. Ahora que escribo estas líneas me apetece seguir leyéndolo. ¡Esta noche lo haré! o no.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Los Ángeles también leen




Ángeles en 300 pixels
Los Ángeles también leen, o eso parece. No tengo ni idea de cómo empezar este blog y tampoco tengo claro cómo continuar. Pero estando en marketing digital ya me tocaba. Siento como si estuviera haciendo algo malo,  siempre he escrito en diario de papel, ese pequeño que guardamos en la mesita de noche. Sí, me confieso: soy una "frikie" de lo escrito a mano. Una pequeña necesidad interior en homenaje a mí misma. Para qué si no se escribe un diario, para uno mismo. Pobre cuaderno condenado in eternum a la soledad y el encarcelamiento de una cajón de una mesa de noche. Se le supone guardador de secretos,  secretos inquietos que buscan la luz. A caso no escribimos para ser leídos. Creo que hay algo de bi polar en el hecho de escribir en un diario: queremos escribir nuestros sentimientos y vivencias y que nadie los lea, disculpen pero no me lo creo. Nuestra psique nos traiciona, una vez más. En mi caso yo decidí hace muchos, muchos años escribir en el diario para no olvidar. Han habido etapas de toda clase: las que escribía solo lo malo, otras que solo lo bueno, otras muchas que solo lo anhelado.
También confieso que yo no escribo en el diario como si fuera una agenda. No le hablo en tercera persona, " querido diario",
hablo como si hablara a otras personas, a un grupo de amigos, y muchas páginas o turnos de escritura los acabo con un " buenas noches queridos amigos, gracias por escucharme..."
¡Incongruente, verdad! Pues ni son muchos ni me escuchan. Un solo objeto sobre el que escribir mis demonios reales y soñados. Un objeto que me da seguridad y me lo llevo en la maleta de viaje. Sí, nunca lo dejo en casa. En los viajes, me refiero. La mayoría de veces no escribo cuando estoy de viaje. Pero el solo hecho de tenerlo conmigo me tranquiliza, no vaya a ocurrir algo que me produzca la necesidad de contarlo. Y aquí llega este blog, porque realmente no sé si me quitará tiempo de mi diario, "el de los otros".  En fin las historias siempre se saben donde empiezan pero no donde acabarán. ¡Bienvenidos a esta, una de mis historias!