miércoles, 21 de octubre de 2015

Los libros que prestamos

Nosotros elegimos al libro o el libro nos elige a nosotros

Parece algo sencillo pero no se si será por mi tendencia a las situaciones personales extravagantes o poco corrientes pero no tengo buenas experiencias en esto de dejar o recomendar libros. En mi etapa de lectora apasionada, compulsiva y no profesional leía desde novela histórica a textos filosóficos.
Desconozco  hasta qué punto nosotros elegimos al libro o el libro nos elige a nosotros. Lo que implica que lo que leemos nos afecta de forma diferente según la etapa de la vida en la que nos encontramos.
 El caso es que hace años leí De parte de la princesa muerta, de la escritora francesa de origen turco-indú, Kenizé Mourad, una obra maravillosa sobre la última emperatriz del imperio otomano. Esa historia me cautivó y me enriqueció tanto que todavía recuerdo cuando acabé el libro. Después de semejante experiencia emocional decidí compartirla con una amiga mía, llamémosle así, “amiga”, que estaba un poco perdida en ese momento. Un mes después de haberle dejado el libro y tras preguntarle qué le había parecido, su respuesta fue la siguiente: “Vaya libro más soporífero, no he podido pasar de la página diez…Ha sido peor que un dolor de cabeza.”
Con un  “pues no me acaba de gustar” hubiera sido más que suficiente. Me sentí mal, casi ridícula y algo bicho raro  e ingenua al haberme emocionado tanto con una simple historia y pensar que otra persona podría experimentar lo mismo.


Esto es un ejemplo con final feliz porque me alegré de haber recuperado el libro. Lo que no soporto es prestar un libro y que no me lo devuelvan. Eso es una ofensa imperdonable. 

Y tú, tienes algún libro prestado que te gustaría recuperar, ¿Cuál?

3 comentarios:

  1. Sobre gustos hay mucho escrito, aunque nada fiable. El libro que un día te impresionó hoy no te dice nada. En cuanto a los libros prestados tengo la teoría de que tienen vida propia y siguen su rumbo ajeno a nuestra voluntad. Sería romántico pensar que acaban encontrando su lugar...

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  2. Mi caso es mucho peor: se me olvida que libro he prestado, pero si algún día lo echo de menos, tampoco recuerdo quién se lo presté. Solo pienso que por lo menos quien lo tenga lo haya leído y disfrutado.

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  3. Tal vez así es mejor, Juana, sin rencor...Qué el libro decida su destino.

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