martes, 6 de octubre de 2015

Personajes, de la ficción a la vida

 Existe una magia, una energía que debe nacer del escritor pero que él no controla.

“Los personajes son seres, ya sean humanos, animales o imaginarios, que forman parte de una obra artística”. Esta es la definición académica de la palabra personaje pero en realidad solo un escritor que haya creado cualquier texto literario sabe que hay mucho más detrás de los personajes.

Existe una magia, una energía que debe nacer del escritor pero que él no controla. Un algo irreal que les concede libre albedrío y vida entre letras. No siempre ocurre el milagro, pero cuando pasa, el escritor se convierte en el esclavo del personaje. No puede dejar de pensar en él, siente como si alguien le susurrase al oído las andanzas de ese personaje sin rumbo definido, se salta los esquemas y los diálogos preparados para él y crece como ser humano en cada estrofa. 

Cada escritor decide cómo convivir con estos personajes con alma: algunos los convierten en el protagonista, otros los eliminan mediante una muerte trágica, o bien los sodomizan condenándolos a ser un personaje secundario.
Un sicólogo podría diagnosticar el proceso como un trastorno transitorio, yo creo que es una metástasis creativa  en  la que  creación y creador se funden en una relación dependiente  y simbiótica en la que se rompen las barreras de los espacios reales y ficticios.

Cuando un personaje así llega a la vida de un escritor, lo cambia para siempre. El creador se enamora, se asombra, se deja llevar por el deseo irrefrenable de pasar más tiempo escribiendo y desarrollando el personaje en cuestión. Toda la vida del escritor pasa a ser una mera excusa, un refugio para el personaje creado que  se esconde del argumento que le espera entre líneas.

Pero la relación se acaba cuando se termina la obra.  El vacío que queda dentro del escritor es infinito. Se extraña a sí mismo. Su vida ya no tiene sentido. Ha sido Dios durante unas líneas, unas pocas palabras que crean un universo que acaba viviendo  sin su creador, el escritor. Tal vez solo vivan en un cajón o en los bits de un ordenador, pero siguen viviendo y esperando que alguien los lea para recordarles que siguen ahí.

Y  tú, ¿tienes algún personaje que te haya afectado así?

2 comentarios:

  1. Es cierto que esa obsesión se convierte en locura transitoria, sobretodo cuando el personaje comienza a crecer por su cuenta y se aparece a todas horas. Luego poco a poco se va difuminando con el tiempo. Yo siempre tengo presente al Avi de La fruta madura. Pero a Víctor hace tres años que lo abandoné y cada vez que escucho a The Doors me entran ganas de cortar leña.... Enhorabuena por el blog, es muy inspirador.

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  2. Gracias, como lectora-fan tuya pienso que mejor dejar atrás a Víctor...No?
    ¡Es una broma!. Yo escribí una novela con una protagonista basada en la historia real de una amiga mía. Mi amiga se llama Carol y el personaje Sussane. Desde que escribí la novela siempre pienso en mi amiga como Sussane, me cuesta recordar que su nombre verdadero es Carol.

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