martes, 5 de abril de 2016

Madrid Barcelona, eternos rivales también entre letras

Amor-odio, Barcelona-Madrid, dualidad insalvable
Después de la resaca del partido del sábado entre el Barça y el R. Madrid  en el Camp Nou, dedico este artículo a todos los seguidores madridistas porque jugaron mejor y ganaron en un día especialmente emblemático para los barceloneses: el homenaje al eterno Johan Cruyff.

Rompo uno de mis principios editoriales: no hablar de política ni de fútbol. Pero lo haré desde una perspectiva diferente, las palabras, sello de origen y nacimiento de todos nosotros.
Barcelona  y Madrid no solo se diferencian por los equipos de futbol y el tener o no tener playa, existe una gran cantidad de palabras que se llevan de serie cuando naces en una u otra ciudad.

Aquí van algunos ejemplos

En Barcelona quedamos para “hacer” un café, mientras en Madrid se “va de cañas”.
A Barcelona se “baja” en tren, indistintamente de donde seas o a dónde vayas. Mientras que a Madrid se “va” en tren.
En Barcelona siempre nos despedimos con “Adéu” que significa “adiós” en catalán, aunque estemos en el centro de Madrid, o bien en la mismísima Plaza Roja de Moscú, siempre usamos “Adéu” aunque no hablemos catalán. 
Sin embargo en Madrid usan  “hasta luego” aunque la intención sea  no volverse a ver en la vida.
En Barcelona, las personas tienen “carácter o personalidad”.
En Madrid, “talante”.
En Barcelona, las cosas son “guays” o están  “genial”.
En Madrid son “fenomenal” o “molan mazo”.
En Barcelona, cuando alguien te informa de algo sorprendente respondes: “¡qué me dices!”  Y en Madrid, “¡qué me estás contando!”, o sea en Barcelona “decimos” cosas y en Madrid las “cuentan”.
En Barcelona, usamos zapatos para el deporte que llamamos “bambas” mientras que en Madrid se visten “deportivas” para realizar ejercicio físico.  En Barcelona vivimos en una “casa”, adosada  o individual, cuando en Madrid se vive en un “chalet” o en una “torre”.

La lista de esta dualidad insalvable es interminable, estos son solo unos pocos ejemplos que se podrían complementar con un sinfín de  detalles de nuestro día a día que nos hace irresistiblemente diferentes, tal vez sea esa perfecta relación que denominan “la atracción de los opuestos”:  condenados a atraerse, pero a la vez, a no entenderse.

Por si alguien todavía no lo tiene claro, yo soy del Barça, por nacimiento, es decir porque nací y crecí prácticamente enfrente del Camp Nou y sufrí todo lo que ello implica. Por esa razón no sigo el futbol y no se qué equipo es mejor en el campo.  Pero creo que el mundo del deporte  no se podría entender sin estos dos equipos “tan guays” que, cuando ganan, “bajan” a las fuentes respectivas de cada ciudad: véase la Cibeles, si gana el Madrid o bien la de Canaletes, cuando el afortunado es el Barça, pero las dos son fuentes.

5 comentarios:

  1. Yo siempre voy con los que pierden. Es un defecto de fábrica. En los westerns siempre iba con los indios...

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    1. A mi me resulta muy cómodo decir que soy del Barça, así no tengo que demostrar lo poco que se de futbol, resulta muy práctico.

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  2. "tanta pasión para nada" de Julio Llamadores, y "19 de diciembre de 1971" de Roberto Fontanarrosa. Un cuento narra la pasión desde el punto de vista del jugador y el otro desde el de los aficionados. Igual no son espectaculares, pero los dos me arrancaron una lagrimilla.

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    1. La verdad es que me cuesta entender lo del futbol, pero las pocas ocasiones en las que he visto un partido reconozco que te "engancha" y genera una pasión que se contagia.

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  3. Llamazares!!!!! Maldito corrector....

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