miércoles, 29 de junio de 2016

Personajes masculinos

¡Basta de armaduras! 

Escribo este artículo sentada en un avión dirección a Nueva York, ocho horas de vuelo en las que he aprovechado a leer obras de otras editoriales: he acabado La chica del  tren de Paula Hawkins y no me he resistido a la tercera entrega del Diario de Bridget Jones de Helen Fielding.
Asumo que confesar esta lectura puede perjudicar seriamente mi imagen literaria que algún cliente/escritor tuviera de mí, pero todos tenemos debilidades y la mía son las comedias románticas británicas.  Reconozco que La chica del tren, de Paula Hawkins, es una trama policíaca, con toques de suspense psicológico, apasionante,  no obstante tiene momentos de paranoia que pueden hacer que  el lector se confunda y abandone la lectura.
Sin embargo,  la tercera entrega de  El Diario de Bridget Jones, como mínimo, resulta una refrescante lectura que ha conseguido dos cosas: una, hacerme reír sin importar molestar a algún pasajero del vuelo, y dos, evitar que yo me durmiera durante el trayecto, cosa realmente difícil tratándose de mí.
Mientras leía y moderaba mis carcajadas he pensado en la razón de ¿por qué ningún protagonista masculino habla tan explícitamente de sus necesidades y experiencias sexuales/emocionales? He intentado revisar protagonistas masculinos en la literatura y no encuentro ninguno honesto - me refiero con el lector-.  Desde el Quijote a Robert Landong, por si no os acordáis es el experto en simbología inventado por Dan Brown protagonista de novelas como EL Código Da Vinci, pasando por Ala Triste de Arturo Pérez Reverter al desafortunado Santiago Nasar en Crónica de una muerte anunciada de García Márquez. Todos ellos son figuras con carencias emocionales y físicas en lo que se refiere a las relaciones con el sexo opuesto. 

Me gustaría solicitar a algún escritor valiente y sin prejuicios que desarrolle la versión masculina de Bridget Jones. Sería positivo para el resto de la humanidad. Resulta muy terapéutico reírse de los problemas personales, así se relativizan y sobrellevamos mejor el tener que sufrirlos día a día. A caso los hombres no tienen inseguridades sobre su físico, no les gustaría ser atractivos para el género femenino,  acaso no  les inquieta saber sí son capaces de amar a una mujer y darle placer. Por qué no hablar de ello abiertamente a través de un personaje que sea de carne y hueso al menos en el papel. ¡Ya basta de caballeros andantes y de galanes de tres al cuarto! que pasan por las relaciones como meros sementales botulínicos.

Personalmente creo que el hombre ofrece más en la vida real que en lo que se dice en las historias inventadas, y es una pena, porque, el  hecho de no ser capaces de desarrollar personajes masculinos reales y creíbles  refleja falta de madurez literaria en la sociedad en general.

miércoles, 22 de junio de 2016

Libros que matan

El detenido por el crimen de la diputada británica compró libros a un grupo neonazi de EEUU”
Titular de medio de prensa de la semana del 13 de junio 2016 a raíz del asesinato de la diputada laboralista J. Cox

Esta semana me ha llamado la atención este tipo de titulares. La muerte de Jo Cox me ha afectado mucho por todo lo que implica: como europea, como ciudadana que crecí en un mundo donde las fronteras desaparecían, como madre, como mujer, no puedo entender que en Europa alguien, en el siglo XXI, pueda morir por expresar  ideas. Este asesinato me  deja un poso de impotencia ante  los medios de prensa y la sociedad  que acusan a los libros como culpables,  es simplemente básico y estúpido el acusar a los libros y no a las armas.

¿Cómo puede matar un libro? ¿Puede la lectura inducir al crimen? Si un libro tuviera esa capacidad también la tendría de crear vida, generar ideas, inspirar romances… Si los libros fueran tan poderosos, no lo sería también quién los escribe. El escritor  podría dominar voluntades, contralar a personas…

Las administraciones prefieren censurar libros y palabras antes que detener la producción y el comercio de armas. Me pregunto qué es más poderoso una idea o un arma. Las armas matan en manos de asesinos. Las palabras lo hacen en mente de dictadores y sociópatas. Las armas pueden dejar de producirse pero las palabras están escritas y son inmortales.  No obstante los dictadores o asesinos siempre serán parte de la humanidad y encontrarán palabras que justifiquen el uso de las armas.

Creo en el poder de los libros en todos los ámbitos posibles, y por eso mismo os invito a usar la narrativa para dibujar la mejor forma de vosotros mismos y poder, así, despertar lo positivo e inspirador que hay dentro de aquellos que os lean. Es una buena manera de cambiar el mundo, reescribirlo y soñarlo juntos.  Lo mágico de escribir es que nunca sabes quién te va leer, quién va a desarrollar una idea que cambiará la historia después de haber leído aquello que tú has escrito. 

martes, 14 de junio de 2016

¿A dónde van los besos que no escribimos?

Esta semana se ha hablado sobre la polémica(*) por la creciente afición a la lectura erótica de los más jóvenes. Nuevas tendencias literarias que se abrieron paso, primero, entre los adultos y ahora lo hacen entre los adolescentes. Tengo la sensación que la sociedad tiene miedo, sí, miedo a los sentimientos. Se censura más los temas eróticos que los bélicos.

Nos horrorizamos porque puedan leer cómo amar a otra persona sin embargo no nos sorprende verlos jugar o leyendo temas donde se  despiezan todo tipo de criaturas incluidos seres humanos. Nos sobresalta que lean sobre sexo explícito o maneras de disfrutar de su cuerpo, sin embargo les dejamos que aprendan a usar y a reconocer todo tipo de armas automáticas.

Pensemos entonces, qué nos da miedo: que aprendan cómo besar, cómo  acariciar o cuánto se puede sentir dejándose amar.

Qué sería del mundo real si no hubiera escritores capaces de captar la belleza de una acaricia, la onomatopeya de un suspiro, el éxtasis de una intención y con su magia estilística conseguir hacer sentir al lector que alguien le ama cuando lee, que alguien allá, detrás de cada línea, espera que se acabe el párrafo para disfrutar de su deseo.

La humanidad ha tratado a los niños como idiotas desde el principio de los tiempos y todavía algunos planes de estudio así lo demuestran, pero los niños son solo eso, niños, pequeñas personas con todas sus capacidades focalizadas en aprender, querer y ser felices. No les debemos alejar del amor ni por supuesto  del sexo, con respeto y en la justa medida de su edad, pero cuanto más entiendan lo que es  mejor podrán decidir cuándo es el momento y la persona indicada para dejar a un lado los libros y tocar los sentimientos con su propio estilo narrativo.

Podemos condenar a las siguientes generaciones a un futuro lleno de besos no dados, como decía aquella vieja canción (*), dejemos que experimenten y lean, y sobretodo, leamos con ellos,  aunque se trate de sexo y amor.

Es un tópico, lo sé,  pero sugiero menos juegos de guerra y más libros eróticos, también para los adolescentes.

miércoles, 8 de junio de 2016

Thriller, novela negra o novela policíaca

¿Alguien entiende la diferencia?



Me dispongo a hacer una búsqueda en Google, quiero saber las novedades del género thriller y los libros que más ventas están teniendo actualmente en ese género literario. 
Para mi sorpresa la pantalla del ordenador se llena de listados de novelas etiquetadas como novela negra,  investigación y policíacas. Cuando nos adentramos en las fichas de las obras aparece la palabra thriller, del inglés thrill significa emocionar, excitar, sensación, sentimiento, estremecer, intriga.
 Es decir hemos adaptado el concepto anglosajón de thriller y lo usamos un poco para todo aquello que emociona, intriga y estremece…


Lo cierto es que Google tiene razón. Lo primero que debería preguntarme es ¿Qué estoy buscando exactamente? ¿Sobre qué temática quiero leer?  La gran cantidad de términos que definen la novela de suspense, policiaca y de crimen pueden llevar al error a cualquiera.  

Las novelas policiacas se caracterizan porque siempre hay un crimen que pasa a ser el motor de la historia. Los demás conflictos se desarrollan a partir de un gran suceso criminal. Los distintos términos para referirse a ellos son los que me llevan (e imagino que como a tanta gente) a la confusión, principalmente porque no todos son sinónimos entre sí.
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La novela negra  surge con una clara intención crítica de una sociedad en crisis, con instituciones corruptas y mafias. Es como una evolución de la novela policiaca clásica. Cabe decir que la violencia juega un papel fundamental en este tipo de novelas. La acción se desarrolla en torno a un misterio, no es obligatoria la existencia de un crimen. Sin embargo,  la violencia más común y cotidiana en la sociedad sí está siempre presente en este género.

¿Qué diferencia hay  entre novela negra o thriller?

El término “thriller” es muy amplio y genérico, puede englobar diferentes tipos de obras  en las que exista alguna intriga, pero no un crimen obligatoriamente.  

El hecho de que existan brillantes thrillers en los que hay asesinatos ha llevado a la confusión del público lector y de algunos críticos literarios que etiquetan como novelas negras tanto a obras de Edgar Allan Poe como a las sagas de detectives tan conocidas como el mítico Pepe Carvalho.

Curiosamente en las herramientas que tiene Google para analizar búsqueda de palabras, el término “thriller” no es usado en España para encontrar libros, contradictoriamente las editoriales etiquetan contenido de libros con esta palabra pensando que sea lo que sea la  obra en cuestión si es un thriller ya está correctamente identificada.

Os invito a seguir indagando en la diferencia entre los matices de cada género y sobre todo a leer obras que los representan a la perfección.

Ejemplo de novelas policíacas: 

Novelas con un crimen e investigación como núcleo del argumento
La naturaleza del fuego, de Daniel Escriche; El caso del cadáver sonriente de Paco Píquer,  El cazador rojo, de María Benítez,  Todo lo que sé…,de Carles Edo

Ejemplo de novelas negras:


Novelas sin crímenes pero con investigación e intriga

Bodas de Oro, de Rosario Fernández Zúñiga, El pescador, de Jesús Alvarez, La fruta madura, de Daniel Escriche

miércoles, 1 de junio de 2016

Sutil de escritor y sutileza de ladrón

Estaba surfeando por internet en busca de las musas para escribir este post y , harta de pensar en datos estadísticos de informes del 2015 o de los rankings de cualquier feria del libro, una palabra me asaltó sin aviso previo y me puse a investigarla: Sutil y su derivado sutileza.
Y mi sorpresa fue encontrar una descripción completamente distinta para el adjetivo masculino de sutil y el nombre femenino de sutileza. Nuevamente lo femenino y masculino se enfrenta en este circo romano de la literatura.
La R.A.E. define sutil como un adjetivo que significa delgado, delicado, tenue, agudo, perspicaz, ingenioso. Mientras que si buscamos sutileza nos encontraremos diversas opciones como dicho o concepto excesivamente agudo y falto de verdad, profundidad o exactitud. O bien instinto de los animales. También aparece referido a sutileza en las manos como ligereza y habilidad del ladrón ratero…
No es más que un ejemplo de la fina línea que separa una palabra de su significado y que nos recuerda que el trabajo de escritor, es eso, trabajo. Dedicación a encontrar la palabra precisa en el momento adecuado para desarrollar esa idea que tiene en su interior. Porque en un libro las palabras quedan sepultadas de por vida. Y el escritor debe ser sutil en el momento de crear y ladrón con sutileza al captar el alma de las historias y encerrarlas en pequeñas botellas de contenido en un océano de páginas.
Hay alguien que me lee y me persigue sugiriendo siempre que soy “machista”. Por una vez creo que el lenguaje es machista, pero que no vale la pena cambiarlo, tal vez sí adaptarlo pero llegar al extremo de cambiar el nombre de obras de arte o títulos de libros históricos porque no cumplen las expectativas de mentes feministas[*] extremas y enfermas, pues no me parece correcto. Si por ello soy machista, pues lo seré, no vivo mi vida como mujer, prefiero sentirme persona, a secas, soy animal humano del género femenino. Más animal que humano, o eso intento, aunque no siempre consigo vencer mis debilidades humanas con la fuerza de mis instintos.


[*]Feminismo, mi respeto más sincero al movimiento feminista y a mujeres que trabajan por el respeto y la igualdad de la mujer en todos los ámbitos. Muchas de las verdaderas feministas de los años 60 y 70 en España hoy rechazan completamente la lucha feminista de organizaciones extremistas y prácticamente misándricas ( ver misandria) que atacan a todo lo masculino por principio y sin criterio.