jueves, 25 de agosto de 2016

Oscuridad inspiradora

Escribo este post a las dos de la madrugada del jueves, lo hago después de leer el mensaje que un aprendiz a escritor me ha enviado a las 24:00 horas, escueto pero contundente: “un miércoles resulta extraño sin tu artículo”. Pues aquí va:

No he escrito por falta de ganas o de temas, es que me encuentro lidiando una batalla de formatos y nuevas herramientas, en parte por la necesidad del sector, en parte por mis necesidades emocionales y egocéntricas. , tengo mi egocentrismo de escritora, aunque solo sea de un blog, modesto, y con poco más de 11.000 lectores.

Entre estas personas lectoras, existe una que ya no puede leer, ni leerme, como lo hacía antes. Una terrible enfermedad ha afectado la mácula de sus dos ojos y sufre una pérdida de visión irreparable, de momento.

Esa persona es mi madre. Por ella estoy pasando todos los artículos publicados a vídeo y audio, sin experiencia en ese nuevo medio ni recursos profesionales de grabación, sin técnicas de vocalización ni maquillaje alguno. Al fin y al cabo ella me conoce así, tal y como soy.

Es curioso que la oscuridad llegue a ella de esta forma tan abrupta, a mí ya me atrapó hace tiempo. Cuando tenía poco más de 3 años me caí desde un segundo piso, al correr detrás de mi hermano y mis primos, salté al vacío de cabeza. Al parecer mi cuerpo quedó en el suelo, ensangrentado e inmóvil, mis padres y mis tíos fueron incapaces de atenderme, llamaron a un taxista, y él me envolvió en una manta y me llevó al hospital. Milagrosamente, estaba bien, no me rompí ningún hueso, me vendaron la cabeza y me hospitalizaron algunas semanas, esperando a que el tiempo pusiera todo en su sitio. No sabían qué daños había sufrido y si volvería a ver.

Lo que sentí aquellos días son mis primeros recuerdos en esta vida, oscuridad. Pero no es un recuerdo oscuro o tenebroso, podía notar la luz cuando era de día y por encima de todo la presencia de mi padre cuando entraba en la habitación, siempre feliz y sonriente. Aprendí a ver la vida desde el oído, a sentir que todo tiene su ruido, hasta lo que no tiene vida como los muebles, el suelo o las paredes.
Tenemos una imagen negativa de la oscuridad. Nos dicen que habitan monstruos y seres malignos. Pero no es cierto. Nunca sé si la oscuridad es la ausencia de colores o la suma de todos ellos, yo la siento como otra forma de luz, percibo calor y paz cuando estoy a oscuras. Aunque amo la luz y siempre estoy en espacios abiertos e iluminados.

Quizás el hecho de que crecí convencida de que cualquier día podría perder la vista de nuevo, o bien porque mis padres vivían asustados pensando que si me dolía la cabeza algo malo me iba a suceder. Afortunadamente, casi nunca me duele la cabeza, y sí, soy muy miope pero miro todo por dentro, siento la luz y la energía también cuando estoy en la oscuridad.

PS: cuando mi hijo mayor tenía 5 meses se cayó del cambiador, no perdió el conocimiento, no se fracturó ningún hueso, tan solo el cráneo. ¡Debe ser algo genético! :)

2 comentarios:

  1. Bonita iniciativa. Te mando un abrazo cargado de energía.

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    1. Gracias, Daniel. Hay que adaptarse a las nuevas tecnologías. Un saludo

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