miércoles, 9 de agosto de 2017

Libertad


Cuando era niña y me preguntaban cuál era mi palabra favorita siempre respondía, libertad. Lo había olvidado. Estos días de desorden veraniego y horarios extensivos, que son mucho peor que los intensivos, me permiten surfear y divagar en fibra óptica a mis anchas. He leído blogs, redes sociales, y comentarios de muchas personas que buscan la libertad en nuevos trabajos en internet. Creo que está sobrevalorado las nuevas profesiones como ser blogger, influencer y demás. Existen muchas personas que creen que por trabajar en algo que les gusta encontrarán la libertad soñada y el dinero. Un boleto completo para la felicidad global, viajar por el mundo mientras explicas lo que haces y miles de seguidores te financian tus aventuras… No seré yo quien diga que eso no existe pero la posibilidad de éxito es exactamente igual a que te toque una primitiva de una sola apuesta.

Estoy harta de ver mega cracks del marketing digital que empezaron diciendo que tenías que esforzarte en escribir en tu blog, desarrollar un estilo para los nuevos lectores, empatizar, resultar simpático (que no es lo mismo), subir contenido de forma regular y organizada…En fin que tener un blog o un canal en YouTube parece cosa que cae del cielo pero implica un trabajo ordenado, rutinario y de mejora continuada. Ahora estos gurús de las nuevas tendencias en comunicación dicen que todavía es más fácil, ya no hace falta que trabajes mucho: «conviértete en todo lo que quieres ser, sin jefes, sin horarios y con ingresos regulares desde tu blog, y sin escribir ni bien ni muy a menudo»…

Disculpen pero no me lo creo, que sea tan increiblemente fácil y certero. Aunque como en la gramática, existen excepciones que hacen cumplir la norma. 

Queridos lectores, me temo que si estáis pensando en hacer un blog para ser felices os equivocáis, porque si tu blog funciona deberás trabajar y esforzarte tanto que se convertirá en otro trabajo, sí, un trabajo que te gusta, pero que como todos los otros exige horario, responsabilidad y constancia. Y si tu blog se hace más grande tendrás que contratar a otras personas para que te ayuden a gestionarlo y tú acabarás siendo una marca de ti mismo. Lo que también suena genial y muy en la línea de tendencia instagramer de Risto Mejide, pero la realidad es que sí, serás un influencer y tendrás un blog, pero dónde queda la ansiada libertad. 

Volviendo al principio, las cosas de la vida por las que más peleamos no están fuera de nosotros sino que bien al contrario, están EN nosotros, nunca conseguiremos la libertad si no nos sentimos libres para disfrutarla. ¿Entendéis? Porque libres ya somos, aunque se nos olvida.

¡Feliz verano!

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