Hoy en día
prácticamente escribe todo el mundo, las nuevas tecnologías han convertido a muchos
objetos en lápiz y papel de fácil uso. El grave problema es que todos escriben
pero solo una pequeña minoría lee. Cada vez es menor esa minoría, redundancia tristemente real, respaldada por los datos de ventas del último
cuatrimestre en las librerías ( Octubre 2017).
Tal y como están las
cosas, muchos me dirán: ¿Y quién es capaz
de leer con todo lo que está pasando? Pues no hay mejor manera de romper
con el ruido de ahí fuera que leer.
La lectura es la
primera víctima en estos días de estrés político y convulsión ciudadana, que es
inversamente proporcional a la gente que lee, es decir que aumenta el número de
ciudadanos convulsos a cada minuto, mientra aumenta el número de quien escribe, incluso sin haber
leído primero aquello a lo que responde, pero escribe.
La inmediatez de
las redes sociales puede hacer pasar desapercibido un escrito pero no a un escritor
de libros, un contador de historias de ficción, que superan la realidad y
cautivan a esa minoría lectora. Su mensaje tendrá poca posibilidad
de camuflarse y pernoctará en la mesita de
noche anhelando que el lector tenga algún minuto de paz para robarle
unas líneas a su historia.
Si después de
leer este artículo preguntáis a Mr. Google por
qué escribir os dará respuestas y consejos de escritores famosos pero tengo
mi propia teoría: por encima de la fama, las causas políticas, las monetarias, y
más allá de las necesidades creativas, de las influencias de la ficción, de los
traumas de unos y de otros, la verdadera razón por la que escribimos es para
leernos.
Escribimos
para leernos a nosotros mismos, a veces lo disfrazamos de estrategias
narrativas como por ejemplo decir que la
ficción dominó mi realidad, el personaje tomó las riendas de mi argumento o
bien mis ideas me obligan a escribirlas… ¡Excusas! El escritor escribe para
leerse, es decir se envía mensajes a sí mismo, aquello que nunca diría,
pensamientos que nunca reconocerá que son suyos, perversidades que le
encantaría vivir o que ha vivido pero finge que alguien se las contó, vilezas a
las que le habría gustado enfrentarse…Nos enviamos mensajes a nosotros mismos.
Nuestro subconsciente intenta comunicarse con nuestro consciente, pero normalmente
esos intentos se pierden en nuestro día a día mental.
El por qué existe
esa necesidad, aquello que debemos entender en nuestros propios escritos, eso ya
lo debe averiguar cada uno. Es el gran reto de cada escritor, tal vez cuando lo
averigüe pueda dejar de escribir o bien
encontrar la vía de seguir haciéndolo en paz.
Por eso os animo
a leeros, sí,a retomar manuscritos o borradores antiguos y volver a leerlos, os
sorprenderá el resultado. Encontraréis aspectos de vosotros mismos que están
aletargados durante años y que intentan ver la luz del mundo real en forma de personajes literarios.
Romper con la
ficción y ser vosotros mismos, aunque sea un poquito cada día.
Si te gustó este artículo, tal vez te interesa ¿Qué significa ser escritor?