martes, 16 de enero de 2018

La cuarta pared


Esta semana estoy leyendo sobre cine y videojuegos y aparece constantemente referencias a  "la cuarta pared”.
El concepto  cuarta pared nace en el teatro, si pensamos en el escenario entendemos que tiene tres paredes físicas y visibles, una en el fondo y dos a los lados, pero en frente suele estar el público, es ahí donde debería estar la cuarta pared. Normalmente se entiende por derribar la cuarta pared cuando el espectáculo, sea cine, teatro o videojuegos, consigue interactuar con el público y sorprenderle. Es un objetivo de casi todas las artes, sorprender e interactuar con el espectador. Se me ocurren muchas películas pero propongo una divertida donde aparece otro modelo de superhéroe, DeadPool, de Marvel Comics protagonizada por el fabuloso Ryan Reynolds. El peculiar anti héroe en mallas se pasa toda la película hablándole al espectador. Nos esforzamos por implicar al espectador o consumidor de nuestro contenido a través de recursos tecnológicos complejos y sofisticados y hemos olvidado que la clave está en el argumento y la gramática, el uso del YO.

Literariamente no pensamos en la mítica cuarta pared. Nos obsesionamos por describir y narrar pero el lector quiere vivir en primera persona, llegar a una escena antes que el propio protagonista. Tenemos que usar más la primera persona, abusemos del YO.  Socialmente se castiga  el uso del Yo, nos enseñan a silenciar nuestro ego pero los videojuegos lo han potencializado, de ahí su éxito.
Cómo  conseguir que un niño lea una historia escrita en tercera persona cuando puede ser el protagonista de la aventura que elija a través de un simple clic en el teclado. Los videojuegos y el cine empoderan al espectador  mientras que la lectura en tercera persona lo somete. Tenemos que relegar nuestro yo para más tarde ante una lectura de algo descriptivo.

¡Tenemos que esforzarnos en hacerlo mejor! Hay que provocar y arriesgar, sin miedo a equivocarse, es parte de la experiencia. Tenemos que tocar y mancharnos de vida para poder hacer sentir a nuestro lector. Todavía recuerdo la descripción del gran Gabo, García Márquez, en Crónica de una muerte anunciada, cuando finalmente se comete el asesinato tan anunciado. Lloré la primera vez que lo leí, sintiendo como se escapaba la vida de aquel joven por una causa tan estúpida y simple. O cuando falleció, Selma, la princesa protagonista en De parte de la Princesa Muerta, de Kenizé Mourad. Es posible hacer vivir al lector tan intensamente como cuando creamos los protagonistas, pero sin duda no es fácil.

Nos enfrentamos a lectores cada día más desentrenados en el hábito de la lectura y con más medios disuasorios, por lo que tenemos que escribir mejor y encontrar historias que empaticen y le hagan emocionarse. Es una necesidad forzosa o la lectura como hábito y como pasatiempo pronto desaparecerá. 

Me gusta el concepto de 'cuarta pared' para el entorno emocional, creo que las personas estamos rodeados de nuestro pasado, como pared trasera, nos rodea nuestra intención de ser y justo enfrente, la cuarta pared que nos limita y nadie ve: nuestros miedos. Rompámos esa pared y aparecerá el futuro.

3 comentarios:

  1. De acuerdo en la mayoría de lo que dices. Personalmente me gusta el uso de la primera persona tanto a la hora de escribir como a la de leer. Si puedes sentirte parte de la historia que lees, seguro que la disfrutas más que si eres un mero espectador, aunque supongo que habrá gustos para todo.

    ResponderEliminar
  2. Escribir tal vez sea el arte más egocéntrico que conozco, por eso el escritor, en ocasiones, se olvida del lector. Escribe para sí mismo.

    ResponderEliminar