martes, 13 de marzo de 2018

Test del párrafo


A pesar de haber comunicado que me alejaba, temporalmente, de la edición literaria me siguen  llegando obras para leer. Elijo las de autores conocidos, o amigos, o alguien que me provoque lo suficiente para leerle a pesar del estrés laboral y personal en el que habito de forma permanente.

Foto real de mi mesita de noche ahora mismo
Mientras hacía informes de lectura, comparando obras, leyendo y volviendo a leer resulta que hice un experimento. Tranquilos, solo experimenté con palabras. Y fui a dar con lo que he llamado: el test del párrafo.
Mi descubrimiento ya existe en la física cuántica y se le conoce como la Teoría del Todo, se podría resumir en una simple fórmula del movimiento de los grandes cuerpos del universo y del átomo más pequeño, algo así como presente, pasado y futuro en un solo espacio-tiempo...¡Que nadie se asuste! no me he pasado al lado oscuro de la ciencia, aunque sigo en el de la tecnología. 

Intentaré explicarlo en el campo de la literatura, se trata de que un párrafo extraído de una obra ( novela, ensayo…) y leído de forma aislada nos da todo lo necesario para saber si la obra está bien o mal escrita.

¡Qué nadie se precipite!, no digo que sepa de qué va la obra solo me refiero a que existe una especie de unidad y estructura cósmica perfecta en todas las cosas, analizando una parte se puede entender el todo. Vendría a ser lo que en medicina se llama “biopsia” de un tejido.

Realmente cuando llegó esta reflexión a mi cabeza empecé a probar y fui a buscar viejos libros leídos hace tiempo y me di cuenta que la fórmula funciona. Un párrafo nos da paz o nos perturba, nos dice si hay equilibrio narrativo en la obra o bien si necesitaremos leer y releer para entender lo que pretendió escribir el autor.

Todo esto me recordó que desde muy joven he tenido la sensación que en los libros reside algún tipo de magia y me gusta tocarlos, mirar sus portadas, sus créditos... Abrirlos por sorpresa con la sensación, más paranormal que pragmática, que el libro me dejará leer lo que yo necesito en ese momento. Así como una persona que echa las cartas, las toca, las acaricia y espera algún tipo de mensaje en ellas, así abro yo un libro. Por eso se acumulan libros en mi mesita de noche, algo de ellos necesito todavía, cuando los devuelvo a la estantería es que ya estoy en paz con ese título.

Esta teoría puede resultar muy útil en muchos aspectos de la vida, aunque no creo que funcione en personas.¿O sí? Tal vez sea yo  más dada a la analítica de la materia, incluso de la cósmica, que de la simple carne humana.

Me gustaría saber si hacéis prácticas en la búsqueda del sentido empírico del test del párrafo, estoy convencida de que os funcionará.