Día 15º del
confinamiento, han pasado ya las dos primeras semanas. Nos parecía imposible
llegar hasta aquí. Hoy es un día raro y especialmente duro. Un día que debería
de ser meridiano de un antes y un lo que queda. Pero lo que queda es futuro y
eso no existe, todavía. Cuesta levantarse un sábado más sin que sea un sábado
cualquiera. El concepto fin de semana se ha desvanecido como la mayoría de nuestros cimientos personales. Hoy he percibido el
miedo y la tristeza en algunos de mis seres queridos y eso me inquieta.
Sigo con mi vitalidad
de optimista inexplicable y quiero hacer algo para mejorar lo que sienten otras
personas. No sé construir casi nada, tampoco reparar, o cocinar, solo se me da
bien escribir y hacer el payaso. Por ello propongo un ejercicio de visualización:
alejaros de la fatalidad de los números que nos calan la piel. Dejarlo
todo por unos instantes, mirar por la ventana y pensar en qué es lo primero que vais a hacer cuando todo esto pase.
Cuántas veces
hemos pedido al cielo poder tener una segunda oportunidad. Pues ahora la
tenemos. Y además con la licencia de elegir qué nueva primera vez queréis tener.
¡Es mágico! El primer abrazo sin mascarilla, el primer apretón de manos sin
guantes, la primera acaricia sin ropa, el chocarte con alguien en el metro. El
compartir una bandeja en un restaurante de comida rápida. La primera vez, otra
vez, que pueda llevar a gente en mi coche para subir a una montaña juntos. Hay cientos
de primeras veces que se están construyendo mientras estamos en casa. En este
tiempo lento por el que nos pasa la vida
por dentro sin que la hayamos concedido ese permiso.
Hay cientos de primeras veces que se están construyendo mientras estamos en casa
Qué arrogante
esta vida nuestra que nos pide que le prestemos algo más de atención. Que nos
recuerda sueños que dejamos de soñar y personas con las que dejamos de hablar. ¡Apaga
el televisor, desconecta de las redes sociales y escúchate! ¿Qué vas a hacer
con todas las nuevas primeras veces que te están esperando? Vas a dejar que las
decidan otros, tus circunstancias: tu jefe, tu gobierno, tu pareja, tus miedos…
Tener miedo está
permitido, estos días más que nunca, porque sentimos que la muerte nos acompaña. Ahora ya
no mueren los hijos de otros, los padres de otros. La muerte está aquí y ahora.
¡Bienvenido a la realidad! ¡Esto ha sido así durante toda tu vida! ¿Olvidaste que la muerte completa la
vida? Si dejas que las noticias marquen estos momentos de estar en casa, si les
permite silenciar tus horas de estar contigo, también marcarás que sean otros
los que decidan si te mereces o no una primera vez en algo, otra vez.
Por mi parte, ya
siento las mariposas en mi estómago de mis primeras nuevas veces, otra vez.
Estoy impaciente, soy una adolescente de mi propia vida. Tanto por hacer, tanto
por sentir, tanto por aprender…Creo que necesitaré otros quince días más de
confinamiento para prepararme. ¡Deseo concedido!