jueves, 12 de marzo de 2020

La fuerza del miedo


Escribo este post en un tren que se dirige a Barcelona desde Madrid, sí, he sido una loca aventurera y he ido a Madrid para una reunión de trabajo en medio de la crisis global sanitaria más grande que recordamos en nuestra generación. 

Ha sido curioso ver el tren de alta velocidad, habitualmente abarrotado, prácticamente vacío de pasajeros. La estación de Atocha, tanto la de cercanías como la del metro, estaban sin gente, éramos menos de 20 personas que nos movíamos con normalidad por andenes y escaleras mecánicas que se alegraban al activarse durante escasos segundos. Café, centros comerciales, pequeños comercios…Todos cerrados. Los taxistas hacían cola esperando algún cliente y parecían una procesión blanca que se extendía a lo largo del Paseo de la Castellana. Encontré una cafetería ecológica abierta y con bastante gente, no pude evitar entrar y desayunar. El ambiente era normal y relajado, nadie llevaba mascarilla ni vestía guantes, la gente pagaba con dinero efectivo y se trataban temas de trabajo habituales. Mi entrevista fluyó con normalidad sin ninguna medida de higiene especial, nos dimos las manos de forma correcta y caminamos juntos por pasillos estrechos sin ningún protocolo sanitario. Al mediodía, Madrid ya estaba más activo, había gente por la calle y más restaurantes y cafeterías abiertos. La estación de Atocha, a pesar de ser el 11 M, no recordaba nada del pasado porque las voces que flotaban en el ambiente llevaban historias del nuevo enemigo del mundo, el Covid-19.

Este virus tiene una fuerza oculta casi milagrosa porque en pocas horas hemos podido resolver problemas sociales históricamente no resueltos

Percibí a las personas más alegres que en días habituales, hablaban los unos con los otros de forma espontánea. Y sentí que tener un enemigo intangible común hace que todos seamos iguales ante la enfermedad. Mi generación se  inició en el sexo con el miedo al  SIDA, cuando mataba, luego dejamos de comer carne roja porque llegó el virus de las vacas locas, de la que soy presuntamente portadora y por ello no puedo donar sangre. Más tarde vimos brotar el Ébola que "solo" mató, y todavía mata, a  africanos no productores de nada relevante para la sociedad occidental y por ello los medios de comunicación no dan cifras de la devastación que ha causado ese “virus” nacido de la nada, como lo hizo el  SIDA, como ahora el Covid-19. No entraré en teorías de la conspiración aunque creo en ellas.

Estamos ante una oportunidad única, vamos a tener tiempo para pensar

Este virus tiene una fuerza oculta casi milagrosa porque en pocas horas hemos podido resolver problemas sociales históricamente no resueltos: conciliación laboral, reducción de jornada de trabajo, y desarrollar sentido de higiene personal básico – desconocido en nuestro país hasta la fecha-. Eficacia sanitaria en atención rápida para criba de pacientes. ¡Ha aparecido dinero para ayudar a las familias con hijos de forma real!- familias de trabajadores asalariados, a los autónomos no se les menciona, como es habitual-  Se han reducido los impuestos. Es la primera vez en doscientos años que el ser humano decide que hay cosas más importantes que el fútbol. ¡No es fascinante! Estamos reduciendo las emisiones de CO2 ¡Todo ello en apenas unos días! Y qué pasará cuando ya todos estemos infectados del coronavirus. Se volverá a dejar los niños en los colegios durante ocho horas al día, volveremos a las  jornadas laborales inacabables, a tener que ir al médico para una primera visita genérica…

Personalmente creo que es una lástima que el ser humano decida cambiar hábitos por el miedo a la muerte y no por el respecto a la vida digna y de calidad que todos nos merecemos. Creo que como sociedad debemos reflexionar profundamente y distinguir entre lo importante y lo fundamental como seres humanos. Yo hace años que lo tengo claro: Mi vida no está en venta. Estamos ante una oportunidad única, vamos a tener tiempo para pensar. La duda que tengo es si seremos capaces de usar bien el tiempo de calma forzada, en nuestros domicilios, durante las próximas semanas.

6 comentarios:

  1. Hoy he ido al supermercado y he sido derribado, literalmente, por carritos de la compra. No creo que la gente aprecie esta oportunidad.Deseo tu texto inspire y tranquilice a alguien.

    ResponderEliminar
  2. Que texto más inspirador y realista. En mis años nunca he visto tal actitud en el ser humano. Es como dicen los mayores, "No hay mal que para bien no venga..." Allí te lo dejo con el deseo que el ser humano se concientice de la situación.

    ResponderEliminar
  3. Muy buena reflexión Y dejar el miedo a un lado

    ResponderEliminar
  4. Buen texto ojalá que la gente entienda x lo que estamos pasando y tomen medidas cada familia

    ResponderEliminar
  5. Muy buen texto, pero lamentablemente los grandes gobernantes no les importa nada ni nadie.

    ResponderEliminar