¡Vuelve a ser navidad! Quien nos hubiera dicho que echaríamos de menos la navidad con su atrezzo o escenario sobrecargado de propósitos. Después de nueve, 9, meses de movimientos restringidos, de espacios cerrados, de sentimientos higienizados ya no nos reconocemos y echamos de menos cosas que antes se nos antojaban ridículas y fastidiosas.
Por si acaso, yo voy a prometer pero sin desear. Si alguien no comprende la
diferencia, creo que desear es volátil mientras que prometer implica acción y el
compromiso de hacer lo que has
prometido. Las promesas dependen de ti, los deseos existen en una dimensión
imprecisa, las promesas están aquí cerca nuestro, solo hay que ponerse a ello.
Prometo
Prometo cruzar la península en coche.
Prometo estar con los que pronto ya no estarán.
Prometo vivir cada día como el día que es: lunes,
martes...
Prometo pagar yo el café en mi próxima reunión de
trabajo.
Prometo recorrer los caminos que me quedaron por recorrer.
Prometo no enfadarme cuando alguien me empuje en
un bar lleno de gente.
Prometo reírme cuando me digan que mi generación
nunca ha sufrido una guerra.
Prometo pintarme los labios cada día para lucir mi
sonrisa a pesar de que no es perfecta.
Prometo dar la mano, abrazar y besar para saludar
o despedirme de las personas.
Prometo no enfadarme cuando se hayan agotado las
entradas de un espectáculo.
Prometo no jugarme la vida haciendo tonterías,
porque tener salud es la mejor de las propiedades.
Prometo no huir del amor porque el amor me ha
infectado y no quiero ninguna vacuna.
No más mascarillas.
No más aforos reducidos.
No más domingos eternos
No más videoconferencias.
No más cierres perimetrales.
No más distancia de seguridad.
FELIZ NAVIDAD 2020
No sabía cómo
felicitaros estas fiestas y compartir
con vosotros mis mejores promesas, que no deseos. No puedo imaginar cómo podéis
sentiros aquellos que habéis perdido a personas por causa de este virus. No hay
espacio para la ironía en tanto dolor.
Deciros que la muerte es la mayor afirmación de la vida, que por eso la gente
hace cosas extraordinarias cuando sabe que va a morir pero no hay consuelo cuando
entendemos que también las personas que más queremos morirán y pueden hacerlo
todos los días. Está permitido llorar, está permitido enfadarse pero jamás
deprimirse. No podemos dejar de celebrar la vida a pesar de que la muerte esté rondando
cerca, muy cerca. Por esas «sillas vacías», tenemos que celebrar este año todo
con más fuerza. Porque no dejamos de ser hijos cuando nuestros padres se van,
ni nietos, ni madres o padres. No nos convertimos en huérfanos por la muerte de
un padre o una madre. Ni dejamos de ser madres por el fallecimiento de un hijo. Seguimos
aquí y debemos de ser las personas que fuimos cuando ellos, los que ya no
están, estaban. Porque la muerte no nos cambia solo nos hace llorar. La muerte
nos recuerda que estamos vivos y que somos libres para morir. Depende de
nosotros elegir la vida, y prometo vivir, solo eso, vivir el 2021.
¡Permaneced sanos!
Creo que podría prometer muchas de esas promesas... Feliz NaVIDAd!!!!
ResponderEliminarGracias, me gusta lo de «naVIDAd»
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