sábado, 14 de abril de 2018

Escribir, arte antiguo en el siglo XXI


Hace unos días iba caminando con mi hijo pequeño y pasamos junto a un vehículo  que había sido mi primer coche, mi hijo dijo «un coche antiguo». A mí me  resulta bonito y perfecto todavía hoy, con él recorrí media Europa, subí a muchas cimas y a travesé caminos inaccesibles. Mi corcel de la libertad, así llamo hoy a mi actual coche, pequeño y ecológico. Es el mejor coche del mundo porque es mi coche.

Volviendo al principio, al momento “coche antiguo”. La palabra “antiguo” ha resonado en mi cabeza durante días, ¿qué cosas se han vuelto antiguas sin aviso previo? Creo que la lectura es una de ellas.
¿Se puede considerar lectura el ojear los miles de mensajes en nuestras redes sociales? ¿Se puede considerar lectura el despedirse del día con la luz azul de un dispositivo en lugar del roce ruidoso de una hoja de papel? ¿Hace cuánto no leéis un libro de papel? Recordáis cuándo dejasteis de hacerlo.

Todo ello me hace sentir que leer y escribir se ha vuelto un arte antiguo. Hasta el siglo XX se consideraba arte antiguo a las obras creadas en un vago y extenso periodo de tiempo comprendido desde el siglo IV a.C. al Siglo V d.C. Pero eso también se ha perdido, en este siglo XXI, las cosas se vuelven antiguas casi en el  mismo momento de nacer.

Los optimistas pensamos que la lectura está evolucionando a otros formatos, pero realmente empiezo a sentir que el daño es irreparable y que la falta de atención a la lectura conseguirá que  nuestros hijos no lean la cantidad de libros que hemos leído nosotros, los de la generación pre-internet.

Uno de los principales culpables han sido las editoriales y su voluntad de monopolizar el mercado, han prefirido dejarlo morir por asfixia,  lentamente, por falta de oportunidades a nuevos escritores y a nuevos sellos, porque a ellas, a la gran editorial monopolizadora, ya le da igual que la gente lea o no, porque consigue imponer sus contenidos en todos los formatos. Resulta fácil alimentar el ego de libertad de los que creen que leen, aunque yo prefiero decir  los que solo creen y no leen, han olvidado leer porque ya es un arte antiguo y muy pronto será un arte olvidado.

Soy la primera en reconocer que he perdido hábito lector y eso que me dedico a ello. Lo estoy recuperando a ritmo de dos informes de lectura semanales, pero no me compro un libro hace años y no creo que lo haga en Sant Jordi, ya he paseado por los principales escaparates de las librerías asfixiantes y ya sé que autor será el más leído, y qué libros los top-sellers del 2018, me revuelve un poco mi fino estómago pero me refugiaré en mi manta y mis libros antiguos.





2 comentarios:

  1. Ángeles, comparto tus ideas.
    Hoy se escanea más que se lee y ese placer por la lectura de un libro casi se ha perdido. Recuerdo las ganas que tenía de llegar a casa para leerlo, cuando me compraba alguno. Todo eso y muchas cosas más ya son prehistoria.
    Tal vez sea verdad que la lectura está evolucionando a otros formatos.
    Un saludo

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    1. Gracias, Ana es complicado. No por la nostalgia del libro en sí, más bien por el placer, la lentitud y la experiencia de leer.

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