miércoles, 19 de septiembre de 2018

Uno


La unidad “UNO”
Estoy un poco cansada de escuchar que en la vida siempre se necesita un “uno”: Un destino de vacaciones, un hijo, un marido, una casa, una carrera, un perro, plantar un árbol, rezar a un dios…

Y, ¿si fuera una trampa verbal? Yo no encuentro más unidad en mi vida que yo misma, todo lo que me rodea es múltiple, cambiante y en ocasiones puede ser hasta exponencial. Por ejemplo no existe un único camino en casi nada, bien al contrario el abanico de posibilidades es siempre amplio y variado, nosotros nos esforzamos en reducirlo a “uno”. Consiguiendo así un único y triste futuro mono colorido y solitario. La obsesión por el ““uno” “del ser humano le ha llevado a crear una sociedad individualizada, llena de ““unos” que compiten entre sí de forma solitaria.

La filosofía del “uno” es poderosa porque evita la tentación de lo desconocido. En cuanto alcanzamos el “uno” ya dejamos de contar. El resto del universo matemático se desvanece. Si todo lo reducimos a “uno”, dejamos de pensar en la opción dos.

Yo propongo dar dos pasos al frente y saltarse el “uno”, avanzar por caminos con curvas y atajos, disfrutar el doble o el triple del placer de un amigo cuando además es tu amante y se convierte en dos en “uno” sin perder su unidad. En elegir dos platos de lo que más te guste, en irte de vacaciones a más de un destino y en vivir en multitud de casas.  Arriésgate y ten dos números de la suerte, dos planes B en lugar de un único plan A, tal vez así no solo vivirás una vida sino muchas vidas extraordinarias dentro de tu única unidad que eres tú.

¿Quién elegiría el “uno” pudiendo elegir el dos, el tres o el mismísimo infinito? Porque para “uno”, ya estoy yo.

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