Pero parece ser que todo el mundo
decide parar por Navidad. ¡Qué pesadez!,
y eso que soy navideña, pero soy de navidad abierta 365 días al año, no me
vuelvo ni más caritativa, ni “mejor persona” por navidad. Soy igual de odiosa,
contestataria, irónica, peleona e inconformista que el resto de los días. Es
cansino tener que disfrazarse de algo
que no eres. Yo no colaboro con ninguna ONG solo en diciembre, ni apadrino a ningún niño en esas
cajas horribles que se cuelgan de los árboles de navidad, y es que me van a perdonar queridos lectores,
pero lo último que les podemos hacer a los niños del tercer mundo después de
explotar y contaminar sus tierras, venderles armas para que les maten a sus
familiares y violar a sus mujeres y niñas siempre que se nos pongan a tiro…Ahora
los convertimos en una «simple caja» que alguien piensa regalar a sus hijos,
una caja vacía con una narración creativa de niños que seguirán muriendo cuando
navidad no es navidad para todas las personas del planeta. Cajas vacías para
hacer mejores personas a nuestros hijos, a los de aquí, esos blanquitos que
nunca se montarán en un cayuco para morir por una remota posibilidad de un futuro mejor, y les decimos «piensa
que afortunado eres» después de haber abierto su nuevo teléfono móvil o de
entregarles un sobre con una cantidad de dinero que supera la renta per cápita
del país de ese niño del tercer mundo, que sigue dentro de la caja de cartón
ecológico, esperando a ser abierto… ¡Conmovedor!
Alguno me preguntará qué hago con mis hijos estos días, la respuesta es muy corta: nada.
Nada más que lo que tengo la inmensa suerte de hacer el resto del año: Estar
con ellos, reírnos, achucharnos y provocarles con preguntas incómodas…Hablar de
novias, novios ( los míos), de chicas feas y de guapas, de nuestros próximos
viajes y de lo que vamos a comprar en enero porque es realmente estúpido
comprar cosas en Navidad cuando somos tan afortunados de poder comprarlas cada
día del año.
Sea como sea vuestra celebración, os
deseo paz. No la paz en el mundo, porque
esa no depende de nosotros. Paz dentro de vosotros que es la clave para cambiar
todo. No se puede poner en una caja, ni envolver con un papel brillante pero sí
se puede sentir. Si estáis en paz podréis hacer felices a vuestros seres
queridos, a los que están y a los que ya se han ido. Con ese tipo de paz no
necesitaréis más regalos. ¡FELIZ NAVIDAD, PAZ para todos!
Buena reflexión. Un placer volver a leerte. Paz y que mañana siempre sea mejor que hoy!
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