miércoles, 4 de marzo de 2020

Menos «ismos» y más igualdad

Todos los medios se vuelven locos ante la suculenta audiencia lista para responder a todo lo disfrazado de feminismo por la celebración del día 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.  Para empezar ninguna mujer es más mujer por ser mujer trabajadora. Y lo digo como madre soltera, autónoma, hija y nieta de mujeres trabajadoras. No soy mejor que otra mujer que no trabaja.

Nadie hubiera imaginado una perversión mediática capaz de infotoxicar y corromper una palabra, «feminismo». Sé que arderé en la hoguera de las feministas y es evidente que me da igual. Bonita palabra, “igual”. Es que como este blog va de palabras y personalmente no entiendo la razón  por la que hay que dar nuevas acepciones a palabras cuando hay una palabra existente que se entiende, se puede traducir y ser usada por todos los seres humanos: «IGUALDAD». La igualdad no tiene género, como la libertad.
Creo que es una manera de etiquetar y de alejarse realmente de lo importante, la igualdad natural de todo ser vivo, que implica el reconocimiento de sus diferencias y el soporte a sus habilidades, sean las que sean. La fuerza de lo biológicamente evidente es que todos somos seres iguales desde la diferencia universal. La igualdad pura quema por su sencillez, su significado, y su fuerza biológica,  por eso se nos engaña con palabras que son antítesis de esa igualdad básica, sencilla.
 Actualmente feminismo así como machismo son dos caras diferentes de la misma moneda clasista y patriarcal. Ambas palabras incluyen discriminación a lo diferente a su significado. Y es que casi todas las palabras declinadas con «…ismo» son perjudiciales para una gran parte de la sociedad: fanatismo, comunismo, socialismo, capitalismo, judaísmo, cristianismo, islamismo, individualismo…Los ismos tienden a ser mono ideológicos y excluyentes.
Me declaro humanista naturista y significa que creo en el derecho de todo ser vivo a vivir como mejor le apetezca sin violentar la libertad de los otros. Implica una aceptación compleja y diversa, dolorosa en algunas ocasiones. Porque la igualdad no es justa. Justicia sería otro post. La naturaleza es en sí misma igualitaria y diversa pero jamás justa desde el punto de vista del ser humano. Solo asumiremos el supra concepto de igualdad que intento explicar desde la aceptación de que somos animales y tenemos un derecho a la vida dado por fuerzas biológicas universales, jamás por otro ser humano o deidad inventada. Estamos vivos, no necesitamos el permiso de otro ser humano para vivir de una u otra manera. Ningún  «ismo» me hace más libre, ni más igualitaria, ni mejor que otro ser humano. Nací mujer y en mi caso ejerzo ese don de una forma amplia y diversa, a mi manera. No tengo porque decidir cómo debe ser otra mujer, por más diferente a mí que sea. Me debo al respeto de todo lo diferente a mí misma.
"Estamos vivos, no necesitamos el permiso de otro ser humano para vivir de una u otra manera"
Nunca aceptaré el criterio de otra mujer que afirme que es mejor ser feminista cuando he sufrido la ley de las mujeres en mi presente, el coleguismo descarnado y cruel de compañeras de trabajo que me han hecho todo tipo de perrerías vestidas de lila. No creo que haya que respetar a ninguna persona por ser mujer u hombre, creo que hay que hacerlo porque somos seres vivos que vivimos o sobrevivimos como podemos. Tenemos que dejar que cada ser vivo alcance su propia excelencia por más ajena a nosotros que sea.
"Somos mejores mujeres por ser más humanas y no por ser más feministas"
La única acción de cambio real, la única fuerza renovadora en un mundo de la información falsa y totalitaria, un mundo de verdades puras,  son las palabras que acaban en « DAD »: fraternidad, amistad, amabilidad, homosexualidad, heterosexualidad, maternidad, esterilidad, soledad, sociedad, felicidad, libertad…IGUALDAD.
Hoy miro a la cara a mi ciudad, a mi ayuntamiento, a mi estado autonómico, y al nacional y les pregunto aparte de ser feministas qué van a hacer para que ningún SER HUMANO cobre más que otro con igualdad de capacidades ( funcionarias públicas y políticas, 40% subida de sueldo, 30 días de vacaciones pagadas al año, 5 días de asuntos propios…), que me miren a la cara y me respondan por qué algunos seres humanos tienen inmunidad jurídica total, sin ser dioses, solo elegidos cada cuatro años ( presidentas y políticas de todo el / los estados). Por qué yo, mujer autónoma, no tengo los mismos derechos laborales que algunas ministras a contratar a mis hijos en régimen de la seguridad social solo por ser autónoma o empresaria, ( ministros y ministras miembros de una misma familia en igualdad de condiciones salariales amb@s). Por qué no tengo derecho a pensión vitalicia después de llevar 25 años de cotización social en todas las formas posibles. Por qué una alcaldesa,  sin estudios acabados, lleva escolta paramilitar y cobra 100.000 euros al año mientras mujeres que limpian habitaciones en hoteles de Barcelona, o teleoperadoras, cobran 920 euros al mes por ETT y sin derecho a vacaciones, ni días de asuntos propios. Que me digan por qué al ser madre soltera con dos hijos a mi cargo, sin subvención ni ningún tipo de pensión,  no tengo derecho al reconocimiento de familia numerosa cuando sí lo tiene una mujer viuda solo por haberse casado…
Yo quiero igualdad, pero la de verdad, no es una igualdad lila, es una IGUALDAD multicolor y que no protege sino que otorga a los seres humanos los derechos con los que han nacido: ser y vivir con dignidad, y no por ser miembros de sus partidos políticos, feudos fundamentalistas a imagen y semejanza de los señores de la Edad Media. Estamos igual que entonces, nos violan y nos discriminan tanto a hombres como a mujeres.
 ¡No quiero este feminismo de pacotilla, gracias! Seguiré siendo mujer y punto, animal mamífero y salvaje, líder  protectora de mi manada.

1 comentario: