lunes, 23 de marzo de 2020

¡Suéñate, ahora o nunca!

Después de diez días de confinamiento, la mente nos juega malas pasadas, yo he tenido episodios de sueños tan reales que mi propia voz me ha despertado en mitad de la noche. ¡Qué fuerza cobran los sueños estos días! Los que soñamos dormidos y sobre todo los que visualizamos despiertos.

Son tiempos de recogimiento interior y reestructuración mental. Nuestra sociedad vive enalteciendo a los sueños, la  creencia previa para la creación posterior. Parece una llave mágica pero puede generar adicción. Me refiero a quedarte colgado de tus sueños cuando nadie te explica lo que ocurre si no se cumplen. Todo te invita a soñar pero nada te protege de tus sueños no cumplidos.


La otra tarde estuve fantaseando con mi hijo menor, juntos imaginábamos qué construiríamos en nuestra casa actual y qué derrumbaríamos. No quedaron muchas cosas en pie, es la verdad. Por la noche, medio emocionada por la intensidad de aquellos sueños, me inquieté al pesar qué pasaría con aquellos sueños si no consigo hacerlos realidad. E inmediatamente me forcé a recordar sueños pasados, de mi infancia, que me ayudaron a evadirme durante muchos años y un día desaparecieron. ¿A dónde han ido? ¿Existe un lugar para los sueños olvidados? O sencillamente desaparecen. ¿Recordáis vuestros sueños recurrentes cuando eráis adolescentes?

Todo te invita a soñar pero nada te protege de tus sueños no cumplidos
Yo, sí, los recuerdo. Mis sueños pasados tenían los mismos principios que  los sueños que tengo ahora: libertad, viajes y abundancia. Tal vez son las reglas básicas de mi existencia. Aquello que no encaja o que contradice uno de esos sueños no tiene cabida en mi vida. Ni la tuvo entonces ni la tiene ahora. Pero, qué ha ocurrido con los sueños que un día olvidé volver a soñar. ¿Quién se los ha quedado? ¿Se habrán hecho realidad mediante otra persona? No creo que haya manera de saberlo, o tal vez sí. Pero ese viaje sería un regreso al pasado y el pasado es muerte, por ello me agarro a todo lo bueno que ha de venir.

Muchas personas reniegan de los sueños: los propios, de los ajenos e incluso de los colectivos. Yo he aprendido a tenerles mucho aprecio y sobre todo respeto. El Universo* se empeña en hacer realidad lo que sueño, o sea que en ocasiones debo atar en corto mis deseos. Es una fuerza tan real que a veces he sentido que soy una simple marioneta en ellos, tal vez tenían que hacerse realidad con o sin mí, por eso los soñé, en algún diario mágico y secreto ya fueron escritos.

Tu «yo» anterior es una alma más que deambula por la zona de sueños incumplidos
En tiempos de la comunicación del miedo, aniquiladora de lo que ha de venir, los medios se esfuerzan por difundir mensajes que dicen que «volveremos a ser lo que éramos». Me pregunto quién está interesado en seguir siendo «quien era hasta ahora» cuando se le ofrece ser aquello que siempre ha soñado. ¡Levántate, mírate a tus ojos, busca bien adentro y recupera tus sueños! Olvídate de quien eras, tu «yo» anterior es una alma más que deambula por la zona de sueños incumplidos. ¡Suéñate, ahora o nunca!

(* )Siempre escribo Universo en mayúscula a pesar de la normativa de la RAE, para mí es el continente de una energía superior que lo rige todo. 

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