miércoles, 3 de febrero de 2016

Cuando la realidad supera la ficción

Muchos de vosotros sabéis que vivo en Castelldefels, una pequeña población privilegiada al sur de Barcelona, con mar y montaña,  en una calle tranquila cerca del mar y entre pinos. Hace unos meses ocurrió un asesinato horrible, un caso de violencia de género, un padre mató a sus hijos menores y a su mujer, luego se suicidó.
Técnicamente no los conocía aunque sí los había visto. Vivían en la calle paralela a la mía y muchos días la madre con los hijos menores cruzaban por delante de mi casa para ir al colegio. 

La realidad siempre supera la ficción
Cuando me enteré de lo que había sucedido mi cabeza buscó imágenes de aquella mujer y  me aparecieron difusas, como cuando recuerdas una película antigua  que se te olvidan detalles.
 Me di cuenta que cruzaba delante de mi puerta muchos días, justo en el momento en el que yo acostumbro a levantarme y andar alrededor de mi casa como un zombi intentando cumplir con aquello que recomiendan de no estar más de tres horas sentada delante del ordenador.  Parecía feliz, y a veces recuerdo que iba con la mano cogida de uno de sus hijos. En ocasiones coincidía ese momento con la llegada del cartero quien me trae algún certificado y correspondencia para mi empresa. Como me conoce llama al timbre de la puerta y hablamos un rato. Era entonces cuando los veía unos instantes fugaces, creo recordar hasta sus voces, no parecían hablar mi idioma.

Aquella noticia, que leí cuando estaba lejos de Castelldefels, me afectó sobre manera, no era una novela, ni otro manuscrito por leer, algo de mi mundo había desaparecido con aquel crimen sin sentido y cruel y yo no sabía cómo sobrevivir con aquella extraña sensación de vacío que te deja algo que nunca has conocido pero que de alguna extraña forma sí condicionaba mi día a día.  

Cuando regresé todo el mundo hablaba de aquel crimen. Desgraciadamente salió en todos los medios de prensa durante muchos días, algunos de vosotros me llamasteis para saber cómo estaba. Y no sabía qué decir, ¡cómo iba a estar bien!,  aunque tampoco mal.

Nunca, hasta hoy,  había afirmado que había visto a aquella mujer, tal vez como forma de protección instintiva. Porque si lo pienso bien me duele más, porque todavía ahora busco por mi calle aquellos niños felices y sigo esperando que llegue la  hora de andar un rato y comprobar que todo, o al menos mi mundo sigue en pie, pero ya siempre le faltará algo, y a la calle, y a ese pedazo diminuto e insignificante de mi día a día. Y a Castelldefels.

Esta experiencia también me enseñó que las leyes matemáticas tienen fallos, porque aquello que nos decían en clase, “el orden de los factores no altera el resultado” es mentira, mentira y más mentira. Porque si aquel hombre se hubiera matado primero no habría matado a su familia después, ¿verdad?

La realidad vive en  su propia dimensión donde ni la matemática llega, también en Castelldefels. Y a la ficción solo le queda el intentar describirla.

7 comentarios:

  1. Cuando te sucede algo así, no salen la palabras y la música deja de sonar. La realidad siempre va un paso por delante de la ficción, y como bien dices, ésta nos sirve para, en ocasiones, intentar explicar lo inexplicable.

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  2. Ha sido una sensación extraña. Me ha salido tarde. Meses después del asesinato. Creo que he descubierto el sentimiento de vecino. Alguien que te acostumbras a tener cerca y que sólo añoras cuando no lo ves más.

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  3. Estimada Ángeles,
    Una realidad escalofriante, el dolor es inherente a todos los humanos, el sufrimiento NO.
    ¿Que sufrimiento y que locura tendría ese hombre?
    Sólo Dios lo sabe.

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    1. Sí, Alfredo, inimaginable. Por desgracia están habiendo muchos casos parecidos. Casi han muerto medio centenar de niños asesinados por sus propios progenitores en los pocos días que llevamos de año. ¡Esta sociedad está enferma!

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  4. y que ocurre cuando es una mujer la que asesina a sus hijos y después se suicida??? ah no,entonces no es asesinato..es "suicidio ampliado" según los medios

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  5. No se quien eres. Pero yo no soy de ese tipo de personas que etiquetan la violencia con complementos como "de género". Observarás que no aparece ninguna mención a eso. Porque No creo que la violencia tenga "genero". Un asesinato es siempre un acto horrible lo haga un hombre o una mujer. No hay nada que lo debiera justificar. Rechazo completamente el femenismo por que es una de las formas más duras e injustas de la discriminación.

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