Esta semana en
Londres, en la London Book Fair -LBF 16-, la segunda feria de la edición de libros y la
venta de derechos más grande del mundo después de la de Frankfurt, me he dado cuenta que todo el mundo quiere vender su libro. Y que la edición de contenido
no es una carrera ni profesión tipificada, no hay ningún estudio universitario
que te convierta en editor, es como un grado de profesionalidad artesana, yo
diría artística, que solo se consigue con la práctica.
LBF 16, espacio de negociación de derechos |
Una de las cosas que me ha sorprendido estos días es el hecho de que hay varios países que viven de las subvenciones de su país por editar libros e invitan a otros países a solicitar esas subvenciones. Consideran el escribir en su lengua un arte en extinción y deben protegerlo. ¡Admirable!
La relación
editor – escritor puede ser lo que ellos dos quieran, es una relación
comercial, privada y de ellos depende que llegue a ser personal. La confianza
entre ambas figuras debe ser como la de abogado-defendido, o médico-paciente,
pero desgraciadamente la realidad nos recuerda que hay muchos editores que no
leen las obras que editan y tal vez ni conocen al escritor o creador de las
mismas. Buscan dinero fácil, aquí y ahora, tener otra obra impresa, porque otra
cosa que he aprendido estos días, es a NO negociar con aquel que me pregunta, ¿Cuánto
libros produces al año? Y que
cuando digo el número, ni me devuelve el saludo.
Mi objetivo editorial no es producir un número X de libros
al año, sino el crearlos
junto al autor, distribuirlos y llegar a reimprimirlos. Lo que es el verdadero
éxito para ambos. No sería mejor editora si hiciera 60 libros al año. En estos
momentos si consigo que unos siete títulos puedan ser vendidos en otros países
ya sería todo un éxito editorial y personal.
Otras de las
conclusiones a las que he llegado es que existe una realidad universal en la
edición: el inglés es el mercado, si no editas en inglés no existes. Reino Unido y Los Estados Unidos
controlan el 90 % de la producción y distribución de libros en el mundo, en
todos los ámbitos, por supuesto también el académico que es un sector en sí
mismo. Una de las expresiones que me llevo conmigo de estos días son las
palabras de una especialista en contratos internacionales que dijo: “somos muy afortunados porque el mundo entero
habla inglés”…Declaración poco afortunada ante un aforo donde la mitad de
los asistentes éramos de países recónditos del planeta.
Lo único que sé es que mis obras, las vuestras, son las mejores del mundo, por sus intrigas,
romances, sus sabores a Mediterráneo y que vamos a trabajar para que sean
leídas en TODO EL MUNDO, hable inglés o no.
Todos los ánimos, Ángeles. ¡Dales caña!
ResponderEliminarGracias, hoy ya empiezo a acusar el cansancio y lo veo todo más cuesta arriba. Además del "maltrato" de nuevos contactos ingleses y americanos.
ResponderEliminarMuy bien. Siempre es importante estar abierto.
ResponderEliminarComo mínimo lo intentaremos.
EliminarComo mínimo lo intentaremos.
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