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miércoles, 13 de abril de 2016

¿Los libros se crean o se producen?

Esta semana en Londres, en la London Book Fair -LBF 16-, la segunda feria de la edición de libros y la venta de derechos más grande del mundo después de la de Frankfurt,  me he dado cuenta que todo el mundo quiere vender su libro. Y que la edición de contenido no es una carrera ni profesión tipificada, no hay ningún estudio universitario que te convierta en editor, es como un grado de profesionalidad artesana, yo diría artística, que solo se consigue con la práctica.
LBF 16, espacio de negociación de derechos
Si además añadimos que la edición de contenido escrito, ya sea libros o revistas, está controlada por las leyes de edición de cada país y son muy diferentes de un sitio a otro, la profesión se complica bastante.
Una de las cosas que me ha sorprendido estos días es el hecho de que hay varios países que viven de las subvenciones de su país por editar libros e invitan a otros países a solicitar esas subvenciones. Consideran  el escribir en su lengua un arte en extinción y deben protegerlo. ¡Admirable!

La relación editor – escritor puede ser lo que ellos dos quieran, es una relación comercial, privada y de ellos depende que llegue a ser personal. La confianza entre ambas figuras debe ser como la de abogado-defendido, o médico-paciente, pero desgraciadamente la realidad nos recuerda que hay muchos editores que no leen las obras que editan y tal vez ni conocen al escritor o creador de las mismas. Buscan dinero fácil, aquí y ahora, tener otra obra impresa, porque otra cosa que he aprendido estos días, es  a NO negociar con aquel que me pregunta, ¿Cuánto libros produces al año? Y  que cuando digo el número, ni me devuelve el saludo.

Mi objetivo  editorial no es producir un número X de libros al año, sino el crearlos junto al autor, distribuirlos y llegar a reimprimirlos. Lo que es el verdadero éxito para ambos. No sería mejor editora si hiciera 60 libros al año. En estos momentos si consigo que unos siete títulos puedan ser vendidos en otros países ya sería todo un éxito editorial y personal.  

Otras de las conclusiones a las que he llegado es que existe una realidad universal en la edición: el inglés es el mercado, si no editas en inglés no existes. Reino Unido y Los Estados Unidos controlan el 90 % de la producción y distribución de libros en el mundo, en todos los ámbitos, por supuesto también el académico que es un sector en sí mismo. Una de las expresiones que me llevo conmigo de estos días son las palabras de una especialista en contratos internacionales que dijo: “somos muy afortunados porque el mundo entero habla inglés”…Declaración poco afortunada ante un aforo donde la mitad de los asistentes éramos de países recónditos del planeta.

Lo único que sé es que mis obras, las vuestras, son las mejores del mundo, por sus intrigas, romances, sus sabores a Mediterráneo y que vamos a trabajar para que sean leídas en TODO EL MUNDO, hable inglés o no.

jueves, 31 de marzo de 2016

Editar, leer y escribir divirtiéndose

Mañana, día 1 de abril es el Día Internacional de la Diversión en el trabajo, también el día 8 de abril se cumple 3 años de nuestra revista INÈDIT  y la editorial está en un momento de cambio y de internacionalización que no sé adónde nos llevará. El trabajo y la emoción  desbordan el día a día. El hacer de una pasión una forma de ganarse la vida no es ni tan sencillo ni tan bucólico como algunas revistas de negocios nos quieren vender. Pero sí  resulta divertido, apasionante y desde luego nunca aburrido.
Empecé esta aventura editorial con la distancia que da la experiencia de haber trabajado en empresas de tecnología, creía que  internet y la digitalización me librarían del contacto personal y la implicación emocional en cada nuevo proyecto. Crecí en una familia de empresarios y ya sabía lo que significaba trabajar para uno mismo, pero creí que sería más organizada, fría y calculadora para librarme de las ataduras emocionales en un trabajo en el que nadie llegaría a conocerme personalmente gracias a las páginas web y las respuestas automáticas de los emails. ¡Qué equivocada estaba!

Cada cliente, ya sean escritores o empresas en el área de prensa, se ha integrado en esta peculiar familia que es MARLEX EDITORIAL en la que hemos llegado a conocernos de forma a veces tan personal que asusta.

Supongo que es un privilegio que tus clientes no solo te exijan sino se preocupen por ti, y es lo que pasa en la edición. ¡Cómo no trabajar así! ¡Cómo no esforzarse por las obras de escritores que te envían mensajes como “ descansa y respira, mañana ya seguirás”, o “ ¿cómo está tu perro, ya lo paseaste?”, escritores que comparten su día a día: si se han enamorado, envían poemas, si están deprimidos, me envían una foto de algún yogurt o helado…¿Cómo no arriesgar y salir a comerme el mundo por clientes así? Además, eso es diversión, de la buena, de la de calidad, porque todos sabemos que estamos al otro lado de un email o un post en Facebook, todos cuidamos de todos.
Ahora ha llegado el momento de internacionalizar la diversión y crecer, sin perder el espíritu de empresa familiar, toca crecer o morir, toca metabolizar el miedo y las inseguridades que siempre llevo puestas y decirle al mundo que se divierta con nosotros, con nuestras historias y que serán bienvenidos a esta pequeña gran familia editorial. ¡Pase lo que pase nunca dejaremos de divertirnos!