En homenaje al Día Internacional de la Mujer Trabajadora, 8 de marzo, quiero dedicar este
artículo a la construcción de personajes femeninos, indistintamente si se trata
de un escritor o escritora los obstáculos son los mismos. Porque la mujer lleva
de serie la terrible desgracia de no ser capaz de entenderse a ella misma.
Mujer inventada |
Se acostumbra a
decir que la naturaleza es sabia y justa. La verdad es que como mujer discrepo
completamente de esa afirmación. Porque si la naturaleza hubiera sido sabia no
hubiera hecho a la mujer la pieza fundamental en la continuidad de la especie sin
haberle dado alguna “ventaja comparativa” respecto a los ejemplares masculinos.
Parece que nuestra existencia está siempre unida al trabajo, y lo digo por la
dificultad en sí misma de ser una mujer y no morir en el intento.
Reproducirse
tiene su encanto, pero el parto solo lo vive la mujer y los daños colaterales
que nos representa también lo sufrimos el resto de nuestros días. El hombre
nace, crece, se reproduce y sigue reproduciéndose o intentándolo el resto de su
existencia. Solo lo fácil. Sin embargo la mujer, nace, crece más rápido, tiene
menos infancia ingenua debido al desarrollo de esas seductoras protuberancias
que nos adornan el torso superior. A la vez que sufre dolores de regla antes de tenerla, durante y años enteros
cuando se le retira el don de la maternidad. La mujer trabaja desde que nace
para entenderse a ella misma y para soportar la ingenuidad masculina que deberá
de sufrir estoicamente toda su vida con él.
Retomando el tema
literario, quiero recordar que para desarrollar personajes femeninos no hace
falta recurrir a la literatura porque en ella solo encontraréis personajes estereotipados
y arquetípicos culturalmente correctos.
Os recomiendo que miréis a vuestro alrededor: a vuestra madre, a vuestra
mujer, amigas o conocidas. Y si miráis con atención descubriréis auténticas
heroínas del día a día. No hace falta disfrazarnos con trajes ajustados y
vestir capas ridículas para salir volando cada día y cambiar el mundo.
Romped con los
estereotipos: mujer débil, hombre fuerte. Hombre sexo, mujer sensualidad. Que
no os cuenten historias de seducciones lentas y con preliminares del siglo XIX,
la mujer decide cómo y cuándo quiere ser la protagonista de su historia. Solo
depende de vosotros, escritor o escritora, que decidáis crearla como
protagonista, os reto a inventar un personaje femenino y a las pocas páginas se
habrá adueñado del argumento. ¿Qué apostamos?
¡Feliz día de la mujer trabajadora, aunque
fue ayer, lo son los 365 días del año!
El mundo iría mucho mejor si fueran las mujeres estuvieran al mando. Mi casa es el mejor ejemplo.
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