martes, 19 de julio de 2016

Final, cómo acabar la historia

That’s all folks!, ¡Eso es todo, amigos! Qué maravillosa manera de terminar cada episodio de las aventuras del famoso Bugs Bunny en los años dorados de la Warner Bross.

En la vida real el final o desenlace de las obras literarias no suele ser tan sencillo.  Es la última gota de un vaso que se ha ido llenando de circunstancias, clímax y personajes. Una culminación que a veces nace en la mente del escritor antes que el inicio mismo de la historia. 


¿A quién le gusta el final de las cosas? Creo que a nadie. De hecho en nuestro día a día nunca planeamos el final de nada, ni siquiera nuestro propio final. Vamos iniciando experiencias sabiendo que acabarán pero no sabemos cuándo se terminará todo, ¡tiene su encanto! Ahora entiendo aquello que dice “la vida es un sueño”…Yo añadiría “ la vida son muchos pequeños sueños! Y de los sueños siempre despertamos, también de las pesadillas.

Pero un escritor tiene que pensar en la conclusión de la obra, sea cuento o novela, e incluso en el caso de los ensayos debe construir el desenlace desde la primera línea. El cómo hacerlo dependerá de su estilo, puede ir dando pistas o bien crear caminos alternativos, elementos sorpresa que desaparecen y vuelven aparecer en el desenlace. 

Al reflexionar para escribir este artículo, me he dado cuenta que cuando pienso en películas existen muchos casos que no recuerdo el final, pero que sí guardo un recuerdo preciso del desarrollo de la obra. En cambio, en lo referente a libros, siempre recuerdo el final de la obra y lo que se borra es el desarrollo de la novela, ¡Curioso, verdad! ¿Os ocurre lo mismo?

 Un mal desenlace puede poner en peligro la experiencia del lector  porque será ese último “sabor de boca” lo que recordará de la obra, sobre todo para recomendarla,” ¡me gustó pero el final...!” De hecho, también nos pasa con las personas, siempre recordamos por qué rompimos con alguien nunca los momentos buenos vividos.

Hay varias novelas que han conseguido hacerme llorar en el desenlace, a pesar de que soy de lágrima y de sonrisa fácil, no le resta mérito al escritor que ha conseguido tenerme pegada a la historia escrita y emocionarme con la muerte del protagonista, aunque se trate de una muerte dulce y natural. De hecho, lloraba porque la historia se había acabado, mi viaje con ese escritor había llegado a la última página. Momento de volver a la realidad y salir corriendo a por nuevas aventuras a través de portadas cautivadoras y efímeras líneas de sinopsis que en pocos segundos consiguen prometer un nuevo viaje apasionante entre palabras e intenciones. 

Existen muchos consejos y tipos de final, académicos y bien definidos, no he querido daros listas de ellos porque eso ya lo podéis encontrar en otras páginas, prefiero provocaros para que busquéis y planifiquéis con sumo cuidado vuestro propio final. Es el último punto que dará vida a una historia tridimensional e inolvidable o bien la condenará a ser una historia más, plana y olvidada. 

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