Ya hemos hablado
en algún otro post sobre la necesidad que tiene el ser humano de etiquetar,
clasificar y colocar todo en su sitio. Pero la vida en sí misma sobrepasa la capacidad lingüística del ser humano, es decir existen
muchos más significados que palabras. Sin embargo existen palabras con varios
significados. Por lo que resulta evidente que tendremos que seguir
inventando palabras y expresiones que transmitan lo que realmente podemos
llegar a vivir.
Esta semana he experimentado la falta de recursos que nos
da la lengua para ayudarnos a describir sensaciones, en todas direcciones, en
lo bueno y en lo malo. Existen tantas dimensiones que aquel popular dicho, “no
tengo palabras”, refleja una gran sabiduría.
Eso nos lleva a
la conclusión que cuando sentimos tanto,
mejor no hablar, callar y respirar. Cuando descubres que hay estados de
miedo y terror que no pueden encajar en adjetivos declinados en grado
superlativo, mejor parar, quedarse quieto y no buscar palabras. Porque no
existen. O bien cuando una intención de alguien te emociona tanto y te
sorprende que no sabes cómo etiquetar ese sentimiento, de hecho recuerdo que a
la persona en cuestión solo dije “ me emociona escuchar eso y me alegra”, algo
plano y correcto mientras buscaba en mi cabeza como etiquetar la emoción que
estaba sintiendo.
Es curioso cómo nos conmueven las emociones, las
malas y las buenas, las
malas pueden hacer sentir que sangras sin cortes ni heridas, las buenas que
estás lleno de aire y puedes flotar. ¿Cómo adjetivar eso? A veces se dice “hay que hablar y contarlo” pero cómo hacerlo para que te entiendan con las
pocas palabras que nos dan los lenguajes convencionales.
Estos días me he
dado cuenta de la rigidez académica y emocional del lenguaje, casi tanto como
la relación entre jurisprudencia y sociedad, siempre van lentas las leyes, así
como no hay palabras que describan lo que sentimos con precisión y rigor.
¡Señores
académicos! existen muchos tipos de miedo, y muchos estados de terror que no tienen
palabras para ser definidos con precisión, así como muchas sensaciones
envueltas en acaricias, deseos o tan solo en buenas intenciones de las que no
podemos referirnos por resultar imposible expresar cómo nos han hecho sentir.
¡Toca seguir
sintiendo aunque no se pueda explicar!
Completamente de acuerdo. Faltan palabras que puedan describir estados de ánimo, sensaciones o sentimientos. Incluso para definir según que mirada, añadiría yo. Habrá que echarle imaginación!!!!!
ResponderEliminarBuen consejo! La imaginación puede con todo. Es un gran reto creativo! Saludos
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