Estoy despegando
hacia Frankfurt, vuelo hacia la feria del libro más grande del mundo, el avión
está lleno de escritores que intentaran vender su libro, editores aburridos de
lo que venden, ejecutivos del márquetin y la comunicació. A medida que me
adentro en un aeropuerto me siento más libre, una vez en el avión es como el
trampolín hacia la nada. Despegar del suelo implica un espacio sin apegos.
Desarraigarse de nuestra propia vida. Durante unos instantes te desplazas por
el aire sin ningún lastre emocional de los que nos atan al suelo. El sol y la luna juntos, nubes de fuego
delimitan el horizonte como una zona a la que solo se puede mirar pero no hay
forma alguna de llegar.
Esta sensación de
andar sobre el cielo, de acercarse a ser
dios sin dejar de ser humano, solo hay otra forma de conseguirlo: escribiendo.
Escribir nos
permite desarraigarnos de todo lo que somos y poder ser todo lo que nos gustaría. Escribir nos desconecta del mundo
como lo hace un avión volando a 10.000 metros de altitud. Nos permite crear
personajes a nuestra imagen y semejanza. Podemos construir villanos y
princesas, caballeros y criaturas que jamás han existido, todavía. Mundos
paralelos o bien un mundo sin todo lo que nos disgusta. Escribir te permite ser
el protagonista de tu historia o bien un personaje secundario que puede estar
en todas las escenas sin ser visto. Puedes ser hombre, o mujer, animal o cosa,
crear vida o arrebatarla. Y sin coger un avión. ¿Qué más se puede pedir?
Me temo que
siempre se puede pedir algo más, una única cosa que completa el poder de escribir, sin la cual ser dios o humano no
tiene la menor relevancia: que te lean.
Y es justo por
eso que estoy aquí, caminando por las nubes, por este espacio donde solo
habitan los ángeles en el que entro y
salgo a mi voluntad, incluso sin necesidad de un avión. Estoy aquí para
intentar que nos lean, a nuestros títulos. Poder verlos traducidos y en
librerías de otros países. Estoy aquí para decirle al mundo que hay mucho
publicado pero que lo que nosotros tenemos es realmente único y especial. Solo
vuestro, solo nuestro, y espero que dentro de poco algo más de todos.
Hola Ángeles, estaré allí el 22 y el 23. Espero verte. María José Serrano
ResponderEliminar