El primer relato es la puerta a una nueva dimensión
Todo escritor
tiene su primer relato, su primera obra que ha escrito pensando en que otros la
lean. No valen redacciones escolares ni cartas furtivas a amores de verano. Es
una historia perfecta indistintamente del número de páginas que ocupe o incluso
del género al que pertenezca.
El primer relato es la puerta a una nueva
dimensión, una en el que vivir es una excusa para encontrar nuevos relatos,
nuevas emociones que transcribir en palabras. No importa si se consigue el
éxito, lo que importa es el ritual de tener que expresar historias que nos
queman por dentro. Cuando se abre esa puerta es difícil que se vuelva a cerrar, las rutinas del sueño, o del pasear
en calma buscando la paz con nosotros mismos se acaban para siempre. Porque en
cualquier momento volverá aparecer esa semilla, la de la historia perfecta: la
vemos unos segundos, la sentimos unos instantes y nos puede llevar una vida
pasarla al papel. Y lo tendremos que
hacer, mal o bien es otro punto que no importa ahora.
Todavía recuerdo
mi primer relato, llegó un día de reyes paseando temprano por la orilla del
mar. Fue una fuerza que me empujó a escribir nada más regresar a casa. Solo
fueron ocho páginas que nunca nadie ha leído, pero esa historia breve, emotiva
y triste, nació, creció y murió en palabras. Un regalo de reyes que está por
abrir.
¿Cuál fue tu primer relato?
Post data: Nunca
he editado obras escritas por mí. Y muy pocos amigos íntimos han podido leer
alguna de mis obras, ¿por qué? Porque son muy malas y hay demasiado de mí en
ellas.