jueves, 5 de mayo de 2016

Escribir no es mentir

“Para ser escritor de novela hay que saber mentir, y mucho”…

Ficción emotiva o ciencia
Esta es una cita de una conversación con un conocido el Día de Sant Jordi, cuando le dije que era editora y hablábamos sobre uno de los libros de la editorial. Sobra decir que no compró el libro, se limitó a ojearlo con arrogancia y menosprecio para acabar con esa frase que por desgracia me resulta bastante familiar.

, me resulta familiar porque en mi cabeza tengo ecos lejanos de la voz de mi padre en la que me decía: “qué manera de malgastar tu tiempo leyendo cosas inútiles”. Porque él solo leía libros tecnológicos y científicos aunque con el tiempo ha aprendido a leer los libros que edito,  sabe que nunca le preguntaré si le gustan o no.

Ahora, con la perspectiva que me dan los años, como hija de una familia tecnológica y como madre de niños, o pequeños hombrecitos ya, que también son científicos, rompo una lanza en favor de la ficción de los textos escritos porque nada tienen de mentiras, puede que sí de fantasías y de anhelos, pero no me creo que exista algún ser humano que no desee algo o que no sueñe con ilusiones inconfesables. La diferencia entre un escritor de novela y un científico es que el escritor se enfrenta a sus sueños e incluso a sus miedos a través de historias de ficción mientras que el científico las esconde en los lugares más secretos de su hemisferio izquierdo.

Si bien, existen grandes novelistas que han sido científicos por ejemplo Sir Arthur Conan Doyle, médico inglés autor de las aventuras de Sherlock Holmes, por supuesto Isaac Asimov, bioquímico y gran escritor moderno de  literatura de ciencia ficción, Lewis Carroll, matemático por Oxford y creador del emotivo Alicia en el País de las Maravillas...

Lo fácil para muchos es etiquetar, excluir y separar. Pero no existe  casi nada científico sin su parte emocional u orgánica.

Con la ficción se pueden aprender muchas cosas: esta semana hablando con un escritor le llamé la atención sobre un escrito en el que hablaba de caricias y abrazos sonoros. Le dije que “sonoro son los besos y no los abrazos, las caricias no hacen ruido”, afirmé. Sin embargo él me explicó que el que abraza a veces hace ruido para abrazar más fuerte. Y que las caricias pueden provocar ruidos y gemidos…Hasta ahora había leído sobre caricias que cortaban, o excitaban..., abrazos que asfixiaban, o alegraban, pero nunca que produjeran ruido. Con lo que tendré que ser más empírica y probar otro tipo de abrazos y de caricias, eso no se puede aprender en libros de ciencia.  

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